Dos Años de Ausencia

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Cuando Natouch se fue se sintió tan perdido, le daba gracias que sus hermanos se hubiesen hecho cargo de sus negocios y que los inversionistas no se hubieran echado atrás, cuando se derrumbó y decidió ir en contra de los que le hicieron daño a su hermoso Fluke, y es que cuando recordaba el apellido de estos no podía dejar de pensar por todo lo que había pasado su pequeño.

Aquella tarde después de recuperarse del alcohol que había venido consumiendo e hizo el examen de conciencia de lo que pasaba con sus obsesiones, decidió volver a ser el hombre que era antes de conocer a Natouch, el tiempo diría si eso que sentía y que le oprimía el pecho era amor.

Al día siguiente se presentó a su empresa sorprendiendo a sus empleados, e inclusive a sus hermanos que no esperaban verlo por allí, pues tan solo el día anterior este había estado perdido en la bebida y llorando por la ausencia de su prometido.

Pero se alegraban de que hubiese decidió volver, necesitaba ocuparse en otra cosa y distraerse de su dolor, Boun no entendía bien por lo que estaba pasando su hermano, pues él nunca se había enamorado pero igual le dolía ver a Ohm en el estado que se había sumido; además que a él aun no tenia del todo claro lo que de verdad había sucedido porque hasta donde el sabia Natouch no era más que su sirviente y que el mismo había ido a recoger al aeropuerto.

Las cosas volvieron a la normalidad, durante los siguiente tres meses Ohm se dedicó solo a los negocios, no quería pensar, pero por más que quería que no le mencionaron a Fluke, recibió llamadas de sus inversionistas y ahora buenos amigos preguntándole como estaba, y si había tenido noticias de Natouch.

Reabriendo la herida que aún no cerraba en su corazón, dándose cuenta que de verdad lo que llegó a sentir en esa corta semana que estuvieron juntos era amor, ya que no podía sacarlo de su cabeza y lo extrañaba demasiado.

Por lo que decidió contratar a un detective para que diera con el paradero de su pequeño, quería volver a tenerlo junto a él, que volviera a su casa, a ocupar su habitación como lo hizo por tan poco tiempo, pero que igual dejó marcada con su esencia.

Después de su partida el no volvió a entrar en la misma, solo ordeno que sacarán sus cosas y las llevarán a una de las tantas habitaciones que había en su casa, quería conservar el olor a uvas que Fluke había dejado impregnado en el lugar, y cuando sentía que ya no podía más entraba solo para llenar sus pulmones del tan dulce perfume del que se había hecho adicto.

No obstante su olor ya se estaba disipando y pronto ya no quedaría nada de quién fue su sirviente en su hogar, y eso lo hacía sentir enfadado; haciendo que su estado de ánimo influyera en su trabajo, si antes había sido un jefe estricto ahora siempre andaba malhumorado y trabajaba con más mano dura que antes.

Pasaron los meses y seguía sin tener noticias de Natouch, ya se estaba dando por vencido en su búsqueda, pues este había sabido hacerlo no había dejado rastro de a dónde se había ido.

Ohm estaba sumido en una gran depresión y su familia estaba preocupada por él, tanto así que llamaron a la prima favorita de este a ver si ella podía hacer algo por él, porque cada día el pelinegro se iba marchitando más y más, no quería alimentarse, nuevamente estaba a punto de dejar la empresa de lado.

Solo se mantenía firme en ella por lo que le había prometido a Gun, quien sorpresivamente lo había llamado y no había parado hasta que el hombre había contestado.

-Ohm, ¿Cómo estás?, ¿Has tenido noticias de Fluke?

-No he tenido noticias de él, entonces ya debes saber cómo me encuentro, lo extraño demasiado- se sinceró el hombre con aquel doncel que había llegado a ganarse su respeto.

EL SIRVIENTE (ESPECIALES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora