ella...

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la había conocido un 7 de setiembre hace como 3 años atrás.. era hermosa, desde que la mire por primera vez supe que tenia que estar con ella, estaba observando el mostrador de una tienda, me acerque despacio a su lado y mire lo que estaba ella observando tan concentradamente, era un collar con una piedra azul, tan azul que podrías perderte en ella. 

-      - No la mires tanto-  dijo de repente – dicen que te puede quitar el alma. 

-      - Pero es tan hermosa, que no podría hacer daño a nadie ni a nada. 

-      - Lo mas hermoso es lo que mas te destruye- dijo sin quitar la mirada del dije. 

Me quede helado cuando pude ver su rostro con claridad, tenia todo lo que podía poseer una muñeca de porcelana, vestida tan descubierta que dejaba ver su blanca piel y sus curvas que te advertían que tengas cuidado si alguna vez te daba el derecho de tocarlas. Hablamos un rato y accedió a acompañarme a caminar por la orilla, verla con el atardecer de fondo y con su pelo ondeando al son de viento fue lo que me hizo enamorar de ella. Hablamos sobre banalidades de la vida, no me dijo nunca su nombre, ni siquiera donde podría encontrarla, caminamos hasta que las estrellas comenzaron a cuidar de nosotros, no tuve oportunidad ni de rozar su piel ni por accidente alguno, cada vez que la veía me perdía en alguna parte de su cuerpo que recién estaba descubriendo… 

 Tal vez tenia que irse ese día,  solo se fue de ahí dejándome parado bajo ese viejo farol, cuando ya estuvo lejos de mi soló voltio y sonrió, no sabia que hacer llegue decepcionado y enojado conmigo mismo por no haberla seguido. Al día siguiente fui al trabajo e intente sacarla de mi memoria; pero aun así inconscientemente anduve por ese lugar día tras día, luego del trabajo mis pies me llevaban a ese sitio por  casi dos semana,  cada día era una tortura mas llegar a ese sitio y no encontrarla. Ese día con el corazón adolorido y casi echo pedazos me encamine hacia ese viejo farol, el cual había visto durante todos los días, y ahí la encontré con la misma ropa que el día el cual se fue. en ese momento ella volteo y me sonrió, con esas sonrisa que te quita las palabras, no pude ni moverme, ella se me acerco y me dio un beso en la mejilla, me tomo de la mano y me jalo, anduve con ella sin saber a donde me llevaba, solo sentía el roce de su suave piel sobre la mía y mirar su pelo brillar como nunca, no me importo en ese momento donde me llevaba, solo quería estar junto a ella.  

Me llevo cerca al viejo puerto, ahí pude ver que sus ojos eran de un azul mas claro de lo que recordaba. Me sujeto del brazo, se acercó lentamente y me beso en los labios, sentí como una corriente pasaba por todo mi cuerpo, sin saber lo que hacia mis brazos la rodearon y la atrajeron hacia mi, ella no opuso resistencia alguna, solo se dejo llevar y accedió a que mis manos bajaran por su espalda. En el momento en el que mis manos llegaron a la cintura de su short ella me sostuvo de los hombros y me empujo con la delicadeza que solo ella podía tener. 

-     -  Este no es el momento para esto – me dijo susurrándome al oído. 

-      - Perdón 

Fue lo único que pude contestar, deje de tocarla, ella sonrió sin decir nada y se sentó en el limite del puerto,  me acerque a ella y me coloque a su lado sin decir nada, nos quedamos ahí durante un momento que pareció eterno. Ella se quito la playera, luego los zapatos y se lanzo a nadar, se me acerco lentamente, me quito los zapatos y los puso alado de los suyos, me quite el polo sin pensarlo y ella me tomo del brazo y suavemente me jalo hacia abajo, estuve tan cerca a ella, que podía sentir su respiración, antes de que nuestros labios se juntaran caí al agua, pude ver como ella me sujetaba la cabeza y no me dejaba salir a respirar, pero ella seguía mirándome con esa mirada tan penetrante. Cuando pensé que ya iba a dejar de vivir ella se me acerco y me beso, y los dos salimos de un impulso, ella sonrió y me abrazo. 

-       -¿te puedo preguntar algo?- dije al fin, pero ella no respondió -  ¿A dónde te fuiste? 

-       -No te puedo decir eso. 

-      - ¿Por qué no te despediste? 

-      - Sabia que nos volveríamos a ver, no era necesario una despedida. 

-      - Nunca me dijiste cuando volverías 

-       -Sabia que me ibas a estar esperando ahí mismo donde te vi por ultima vez ese día. 

-       -Pero… - sentí como ella se apretaba contra mi 

-       -Solo no digas nada y disfruta este momento…  - fue lo único que dijo al final. 

Llegamos a mi casa casi a media noche,  le preste una polera y un buzo mio, la deje cambiando en la sala mientras que yo me fui a mi cuarto a cambiarme, al salir de mi cuarto la vi echada en el sofá, echo un ovillo con mi ropa puesta, la mire tiernamente, me acerque y comprobé que estaba dormida, jale una manta y se la coloque encima, pague las luces y me fui a mi cuarto a intentar conciliar ese sueño que hace tiempo no obtenía como recompensa. 

   Al despertar la vi ahí echada, parecía que no había movido ni un musculo en toda la noche, no quise despertarla así que me dirigí sin hacer ningún sonido a la cocina y prepare el desayuno, en el momento en que estaba friendo tocino, ella apareció ahí sentada en la mesa, tenia puesta mi polera que le cubría  sutilmente sus piernas desnudas, al verlas me sonroje y parte la vista lo mas rápido que pude. 

-    -   Buenos días – atine a decirle. 

-      - ¿Qué estas cocinado? 

-     -  Tocino con pescado. 

-     -  Suena bien – dijo y miro hacia la ventana- ¿me puedo quedar aquí por un tiempo?, no tengo a donde ir 

-    -   ¿Y tu casa? 

-    -   Se podría decir que nunca tuve una. – la mire de reojo, vacile un momento. 

-    -   Claro, quédate todo lo que quieras.

No respondió nada, solo se acercó por detrás mio y me abrazo, pude sentir su calor, su corazón palpitar suavemente y ese aroma a mar que su cuerpo poseía. Podría jurar que susurro algo que no alcance 

no quiero olvidarte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora