Así pase los días con ella, uno tras otro, despertar a su lado poder verla dormir y abrazarla por las noches hasta conciliar el sueño, era lo que mas me encantaba hacer. Ella me preparaba el desayuno, me iba al trabajo y salía corriendo solo para volver rápido a casa y poder estar con ella. Llegaba a la casa y veía la mesa puesta, con la mas exquisita comida que podría imaginar, la miraba a ella sentada en el balcón, mirando al mar, al verme entrar solo sonreía y me acompañaba a comer, en la noche solíamos ver películas en la sala o salíamos a caminar por la playa sin que importase las estaciones del año.
Le compre ropa, le compre zapatos, le compre absolutamente todo lo que ella necesitaba, la llevaba a comprar a las tiendas pero ella no quería escoger, tenia que escoger la ropa por ella, tan solo sonreía y se la probaba y de las diez prendas que escogía para ella, solo aprobaba tres o cuatro las cuales solía mostrarle como le quedaban y esas eran las que le compraba.
Un día llegue a casa y ella no se encontraba, tampoco había la comida que normalmente ella me solía hacer, la había visto en la mañana, pero no se encontraba en el almuerzo, me fui a seguir trabajando y al llegar ella seguía sin estar, esa vez fue tan doloroso, me acosté en la cama y llore hasta quedarme dormido, cuando desperté la vi a mi lado, dormida como si nada hubiera pasado, la abrace tan fuerte como pude y la bese como si fuera la ultima vez que lo hiciera, ella se despertó y me miro sin saber que era lo que hacia.
- - A donde te fuiste ayer? – pregunte, pero ella no respondió, solo se encogió de hombros- eso no importa, lo que importa es que estas aquí.
Ella me beso en la frente y apretó su cara en mi pecho y así fue todos los terceros días del mes, ella desaparecía todo el día luego que yo me iba y volvía cuando yo dormía. Ella no me decía nada, sobre a donde iba o sobre el pasado que tuvo, pero no me importaba. Ella nunca me recriminaba nada y yo… yo me sentía el hombre mas afortunado de este mundo.
Todos los días pasaba de camino a casa por la tienda donde la conocí, viendo como ese dije me llamaba a comprarlo, sabia que le encantaba y sabia que ella lo quería mas que nada. Así que un día se lo compre, creo que ya habían pasado casi un años desde que la conocí.
Ese día había planeado llevarla a comer a la playa, hacer un picnic y estar todo el día ahí, en el lugar que ella tanto le encantaba. Todo salió tal cual había planeado, primero la lleve a caminar al muelle y al parque de atracciones, para el almuerzo la lleve a la playa e hicimos el picnic que quería hacerle. Al acabar de comer, ella parecía tan feliz, la tome de la mano y le entregue la cajita roja, ella la tomo sin mostrar asombro y al abrirla, pude ver su cara de alegría, era feliz al ver ese dije azul en sus manos
- - Es tuyo – le dije.
- - Es muy hermoso. Puedes ponérmelo- pase mis manos por su cuello y le coloque el collar.
- - Sé que te encantaba ese collar y decidí comprártelo.
Sus ojos se posaron en el dije, pero no dijo ni una sola palabra, solo se quedo mirándolo durante un rato y me beso.
Usaba el dije todos los días, no había excepción, nunca se lo quitaba y de vez en cuando se quedaba mirándolo en el espejo sin decir ni una palabra al respecto, solo lo observaba y acariciaba muy lentamente con el dedo.
Hasta ese momento nunca habíamos tenido relaciones, a mi no me importaba, solo me importaba que ella este a mi lado y poder acariciar su hermoso rostro y poderla mirar cada día de mi vida. Unos meses después al acabar de cenar, estaba lavando los platos y ella se fue a bañar, al acabar de lavar me fui al sofá y me quede completamente dormido, me desperté después de una hora y la encontré a ella acurrucada a mi costada, solo estaba con mi camisón, la moví para que se despertara pero no lo hizo entonces la cargue hasta la cama, la eche y me fui al baño, al regresar vi sus ojos brillar con la luz de la luna.
- - Perdón no quise despertarte
No me respondió, me eche alado suyo, le di un beso en la frente y me acurruque para dormir, sentí como se movía a mi lado y abrí los ojos ella estaba a un centímetro de mi cara, me paso sus manos por el cuello y me comenzó a besar tan apasionadamente que no podía detenerme, acaricie suavemente su espalda, ella se separo se quito el camisón y pude ver claramente su busto desnudo, sentí sus manos subiendo por mi vientre y sin darme cuenta me quito el polo, me empujo contra la cama y se coloco sobre mi besándome sin respirar, esos pocos segundos que pude ver sus ojos, brillaban tanto como la misma luna en el cielo. Acaricie suavemente su piel hasta llegar a la cinta de sus bragas sentí como sonreía contra mis labios y bajo suavemente su mano hasta mi pantalón…
Despertar fue algo tan impresionante, creí que solo había sido un sueño, uno de los mejores sueños que había tenido en años, pero al verla ahí alado mio completamente desnuda me hizo entender que nada de eso había sido solo un sueño sino que todo había pasado en verdad comencé a acariciar su figura con la yema de los dedos tan suavemente…
- -Que deseas para desayunar? – me pregunto de repente.
- -Lo que quieras tú.
- - Pescado, estaría bien?
- -Claro…
Ella se acercó me beso ligeramente en los labios y se levanto, la vi por primera vez completamente desnuda, tan ligera tan hermosa, su cabello le cubría toda la espalda y le acariciaba suavemente los muslos, sus pechos eran del tamaño perfecto y su cintura era tan diminuta y hermosa. Ahí fue cuando note un tatuaje en su cadera, era pequeño pero los números eran hermosos, estaban hechos de una manera tan elegante 0207 era lo único que decía. Ella se coloco el camizon del piso y se hizo un moño saliendo del cuarto.
0207… eso fue en lo único que pensé durante mucho tiempo… quien hubiera imaginado que al final ese número significaría tanto…
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no quiero olvidarte...
Romancetal vez si pudiera escucharla una vez mas, me regañaría por verme vestido así, tal vez se reiría de mi y luego me ayudaría a cambiarme.... pero eso ya no se puede... ella no volverá... y aunque quisiera llorar, no puedo hacerlo, y tampoco quiero mir...