𝐖𝐨𝐥𝐟𝐚𝐭'𝐬 𝐃𝐚𝐫𝐤𝐧𝐞𝐬𝐬

Capitulo 3: Volviendo a la Realeza

Val decidió acercarse a ese hombre de las sombras y sólo al dar unos pasos cerca sentía nervios pero seguía firme, el hombre misterioso le ofreció un asiento, Val se sentó frente a él, de inmediato su sombría figura se hizo visible era un hombre muy elegante, con sombrero mexicano negro y sus ojos eran un amarillo ámbar, antes de que Val dijera una palabra el hombre se presentó como El Charro Negro, se asustó al escuchar ese nombre y pensó que solo quería conseguir su alma así que sonrió.

Valentine: Supongo quieres hacer un trato conmigo pero jamás aceptaré además de que no puedes quitarme mi alma porque yo....

C.N.: lo interrumpe con una pequeña sonrisa Eres hijo de Lucifer Demon Magnet y Morgana Nocturn Diabolic el príncipe de los vampiros e infierno.

Valentine: se asombra y se asusta un poco ¿C-como sabe usted eso? Nunca lo mensione quería olvidar todo eso.

C.N.: se ríe un poco conservando su seriedad Ay jovencito se todo de ti gracias a tu madre.

Valentine: baja un poco su mirada con tristeza Mi...mi madre..... Creí que ella había....

C.N.: oh entiendo jaja calma ella está bien en la mansión Mortnight si quieres puedo llevarte a ella.

Val no quería aceptar pero se dio cuenta que si era verdad lo que decía podría volver a ver a su madre después de tantos años, suspiró y puso una mirada sería aceptando ir con él, antes de irse les dio un aviso a Husket y a Miranda sobre que iría con El Charro Negro, ellos se asustaron pero aceptaron dándole un abrazo, Val se alejo y se fue montando el caballo junto con él pasando a través de un portal enorme de un color fogoso. No tardaron más que minutos en llegar a la mansión, la cual era sombría de color rojizo y gran vegetación, al rededor tenía construcciones que daban ambiente a castillo combinado con una mansión antigua elegante, Val sonrió y sólo al dar pasos acercándose sintió que su corazón volvía a latir como cuando era un bebe, rápidamente corrió dentro de la mansión sin dar importancia a nada hasta llegar a la habitación más valiosa donde había una mujer muy bella de ojos rojos pelirroja, Val no podía pronunciar ni una sola palabra, la mujer al verlo sonrió y se movió un poco de su cama haciendole un espacio donde dio palmadas dando señales de que se ponga a su lado, tímido se fue acercando hasta sentarse a su lado mirándola a sus ojos, ella le sonrió con unas lágrimas.

Morgana: mi hijo Valentine volviste te extrañe demasiado. Lo abraza fuerte acariciando su cabello

Valentine: empezó a llorar como un bebe mamá! Creí que te había perdido no puedo creer que sigas aquí te extrañe no podía sonreír sin ti.

Morgana: lo pone en su pecho aún acariciándole el cabello Mi pequeño tranquilo aquí estoy no pienso dejar que te vayas jamás te cuidare como no pude tantos años.

Valentine: no me iré de tu lado mamá te necesite tanto tiempo. Sus lágrimas se van secando y se calma

Se pasaron la tarde hablando hasta llegar a la noche donde Val se ofreció a demostrarle a su madre todo lo que logró por si cuenta, ella aceptó y lo llevo a la gran cocina llena de ingredientes para cualquier platillo que sea deseado, él dio una sonrisa y se puso manos a la obra, como si fuera una guerra de pelicula de acción, se notaba la pasión y sus habilidades en la cocina, cuando comenzó con la sopa se veía y sentía como una melodía gourmet, pero no mostraba cansancio, ya solo le faltaba el calzone de curry, un platillo francés y japonés,  su madre y El Charro estaban impresionados al verlo, al terminar sirvió los grandes platillos que había cocinado.

Valentine: Bon appétit. Sonrió y se quedó parado frente a ellos

Morgana: gracias hijo bueno hora de disfrutar. Se sentó y tomo sus cubiertos.

C.N.: Val estoy ansioso por saborear tus platillos.

Empezaron con la sopa y sintieron tanto placer, casi como estar haciendo el amor, su calidez, su frescura y su amor que Val le puso a la sopa; pasaron al calzone y sólo al probar un bocado sintieron una explosión de sabores donde el tomate era el provocante de tal grandez, ellos no podían dejar de comer por tal dulzura; terminaron con su calzone y empezaron con lo más grande que era Dobuyiru de Rape al guiso, con solo un bocado sintieron tal armonia como si el rape les diera una ópera tranquilizante y deliciosa. Terminaron todo y agradecieron la comida muy orgullosos de Val, lo abrazaron y al ver la hora lo mandaron a dormir con unas sonrisas en el rostro, Val se sintió en calma y feliz al volver a casa donde durmió en completa paz.