Después de ti

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POLVO DE CRISTAL

La idea surgió del monólogo de inicial de la canción "I know you were a trouble" de Taylor Swifth, añadida al prólogo

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Kagome daba vueltas de un lado a otro como un perro enjaulado frente a la puerta anteriormente cerrada con un sonoro portazo. La escuchaba sollozar, gritos opacos contra el almohadón salían de las cuerdas vocales de su pequeña, no estaba segura si debía entrar o dejarla un rato a solas para desahogarse antes de arrullarla entre sus brazos y pedirle que le contara lo que tanto la hacía sufrir, aunque se hacía una ligera idea de ello.

Las adolescentes únicamente lloraban con tanta amargura tras la disolución de su banda favorita o tras una ruptura de corazón, y a su pequeña Sango poco le importaba la música realmente.

Tras tocar varias veces a la puerta sin obtener respuesta decidió bajar a la cocina y preparar un par de tilas para ella y su hija de 17 años, así disculparía la intromisión a su cuarto, ya que estaba dispuesta a entrar sin ser invitada, ella era su madre y sabía que su niña la necesitaba en esos momentos.

Minutos más tarde, Kagome daba dos golpecitos en la puerta antes de agarrar la perilla y directamente entrar sin esperar una respuesta que sabía que nadie iba a dar, la amargura del llanto de su pequeña conseguía que a ella misma le picaran los ojos.

Se acercó lentamente a la cama dejando la bandeja con las tilas en la mesita al lado de esta antes de sentarse al borde de la cama.

El cuerpo que convulsionaba con fuerza abrazando a las sabanas no hizo por reaccionar, acarició lentamente su cabello mientras dibujaba círculos en la espalda de la muchacha.

-Ma-Mamá...- Hipó con el rostro enterrado en la almohada aún con más fiereza mientras negaba con la cabeza.

-Mi niña, llóralo todo y saca esa amargura de tu interior, pero no hace falta que lo hagas sola, me tienes aquí. -susurró Kagome muy bajito haciéndose un lugar en la cama, hasta llegar a estirarse sobre esta con la espalda apoyada.

Luchó por levantar el rostro de su hija para que la mirara, esta la abrazó fuertemente dejando que mamá la acunara entre sus cálidos brazos, ambas sabían que eso era lo que realmente necesitaba.

-Mamá -hipó- ¿Por qué?

-Por qué, qué mi vida?

-¿Por qué los chicos son así?

-¿Así como mi niña?

-Así, así...-Gritó con voz aguda ahogándose en un sonoro sollozo.

-Tengo todo el tiempo para escuchar lo que tengas que contarme Sango. - la alentó, separándose lo mínimo de ella para poder darle la tila. - Está templadita, como te gusta.

Sango esbozó una mueca en un intento de sonrisa, aceptando la taza que le ofrecía su madre, suspiró cerrando los ojos cuando esta pasó un pañuelo por sus mejillas retirando las lágrimas que ahora corrían ya silenciosas de sus ojos.

- Yo le quería mamá, pero él me ha engañado... Miroku me ha engañado... Pensé que estábamos enamorados, sé que llevábamos saliendo 4 meses mamá, pero yo le amo...

Kagome suspiró antes de besar la frente de su hija con todo el amor, transmitiendo apoyo y comprensión.

-¿Qué ha pasado?

Sango agachó la cabeza, y jadeando entrecortadamente, negó.

-Cariño, ¿Qué ha pasado?

La muchacha se encogió sobre sí misma antes de agarrar el smathphone que se encontraba en su bolsillo y en vez de hablar, enseñó.

Polvo de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora