Carraca

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Siento mucho haber tardado tanto en subir el segundo capítulo, me encontré bloqueada con la idea del coprotagonista ( Inuyasha ), ya que no acababa de agradarme el personaje que primeramente tenía en mi mente en cuanto a su desarrollo y tampoco era capaz de ver el cómo introducirlo en la trama sin ser muy común, por lo que preferí inspirarme en vez escribir cualquier cosa.

Los personajes no me pertenecen bla bla, son propiedad de Rumiko bla bla, pero la historia si es mía.

Gracias y espero que os guste (y si es así hágamelo saber, porfis :9)

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"20 años antes"

-Maldito profesor Matsuda, llegaré tarde a la cita médica, no comprendo por qué tuvo que castigar a toda la clase añadiéndole media hora. ¡No estamos en secundaria por dios! – La muchacha pelirroja hablaba apresuradamente mientras caminaba a un ritmo extremadamente rápido.

-Tranquila Ayame, te llevo yo en mi coche, hoy no tengo nada que hacer, no me supone un gran problema. -ofreció la pelinegra agarrando una de sus muñecas para llamar su atención.

Su amiga paró en seco y la miró con sus alegres ojos esmeralda, mientras pegaba pequeños saltos y aplaudía de forma infantil.

-No sabes el favor que me haces, en autobús tardaría una eternidad y probablemente se pasaría mi hora.

-Con esas dos coletitas y pegando esos blincos, yo diría que sí parece que salimos del instituto. – Se carcajeó su amiga.

-Cállate.

Juntas se dirigieron al parking reservado para alumnos de la universidad hasta pararse frente a un destartalado y viejo Opel Astra.

-Estaría bien que cambiaras esta carraca Kagome. -rio Ayame mientras se subía en el asiento del copiloto.

-Esta "carraca" – Puntualizó con haciendo comillas con sus dedos -Es la que me lleva a todas partes y no me hace coger el autobús, además, gracias a ello llegarás a tiempo a tu cita. -aclaró enarcando una ceja.

Su amiga sonrió de vuelta.

Kagome, tras un par de intentos fallidos, encendió el motor del viejo coche, consiguiendo que este mostrara una estridente luz que indicaba avería, el motor se empezó a calentar y del tubo de escape salió una fuerte humareda.

-Kagome... ¿Estás segura de que con esto llegaremos siquiera a salir del aparcamiento? – dudó.

-No te preocupes, lleva días haciéndome esto. -El coche hizo un sonido sordo, casi como una gran tos seca, Kagome se encogió un poco en su asiento apretando los labios. -Debo llevarlo al mecánico, pero no estoy segura de si me puedo permitir el pagar una reparación ahora mismo... -Apretó los dedos alrededor del volante hasta que sus nudillos se tornaron blancos. -La verdad es que sí me apura un poco el quedarme tirada en cualquier lugar. -suspiró.

-Bueno...Koga suele reparar el suyo en un taller a las afueras, lo lleva un amigo suyo, probablemente si le digo que te pida él la cita te hagan precio. – Ofreció la pelirroja con una leva sacudida de hombros.

-Koga – la pelinegra levantó las cejas varias veces divertida. – Tu novio el chungo. -Dijo para después carcajearse de su amiga.

Ayame apretó los labios en un tierno mohín a la par que dio un leve puñetazo a su amiga en el hombro.

-Cuidado Aya, estoy conduciendo. – regañó la pelinegra. -Pero sí, pídele el favor a tu novio el macarra, no estoy segura realmente de que el coche aguante hasta finales de esta semana, fíjate. -Indicó con un leve cabeceo. - Ni siquiera coge verdadera velocidad, creo que el motor se está muriendo, espero que tenga arreglo.

Polvo de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora