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-Adentro. -es la demanda del mayor cuando lo empuja hacia el cubículo más cercano, cayendo Hyunjin sobre la tapa. Minho lo mira desde arriba, superior y sensual, cuando se saca la chaqueta y la deja caer al suelo.

-¿Qué haces?

-Cállate. -el mayor no tiene vergüenza en que el contrario se de cuenta de la reacción de su cuerpo, incluso un poco orgulloso el rubio de haber provocado una erección en el contrario, obteniendo el comienzo de la propia al sentarse el pelinaranja sobre sus piernas.

Se besan, tan fuerte, húmedo y prohibido que el pensar en lo que hacen les sube el lívido por los cielos, chocando sus labios, sus caderas buscando la fricción ajena y gimen, sin freno ni pudor. Minho le besa el cuello, le pasa las manos por el pecho y las espalda, le araña la piel y le muerde las clavículas, marcando a su gusto la nívea piel del menor, quien echa la cabeza hacia atrás, presa del placer y lleva sus dedos al pantalón del mayor.

Un gemido ronco es su respuesta, un sí implícito que hace a Hwang sacar el botón del ojal y bajar el cierre, antes de seguir con el propio. El más bajo se entretiene en su cuello, en sus hombros, le saca la camiseta y sigue con la suya, después de susurrarle un "nos vamos a ensuciar" que a Hyunjin le sabe a gloria.

El mayor se pone de pie, sus pantalones a mitad de sus glúteos y la firme y húmeda erección aprisionada bajo la tela blanca, reclamando atención al ser liberada, la rosada punta bañada del preseminal, Minho ondeando sus caderas hacia adelante y atrás rodeando su miembro.

El menor traga saliva, se levanta apenas lo suficiente y baja con cuidado el elástico, ante la mirada fija del pelinaranja en sus movimientos. De pronto demasiado cohibido, se detiene antes de bajarlo por completo.

-No es un buen momento, Hwang. -el mayor no detiene el suave vaivén sobre su cuerpo.

-Lo sé, es sólo que... Nunca, yo...

-Entiendo. -Lee se acerca, con cuidado y sus ojos fijos en los ajenos, brillantes. Rodea la cadera del menor con sus piernas, erguido sobre su pecho mientras libera de a poco el miembro erecto de Hyunjin. -Yo tampoco.

El alto gime al sentir la mano de Lee rodear ambas erecciones, una dulce y caliente fricción que los embriaga y sabe tan bien, se siente tan bien. Es el mayor quien se mueve primero, empujando hacia arriba, rozando deliciosamente contra el rubio quien le muerde los labios. Cuando el pelinaranja le sujeta el cabello desde atrás, es el delirio, el infierno mismo revestido de ardiente tentación, nuevas sensaciones abrumadoras que lo atascan por completo nublando sus sentidos.

Pero no todo podía ser tan bueno.

-¿Jinnie?-llama alguien desde el otro lado de la puerta, dando toquecitos insistentes que le disparan la migraña a un frustrado Minho. El mayor suelta un quejido ronco, levantándose de golpe y dejando al rubio sinceramente descolocado y todavía en el limbo. -¿Está todo bien ahí?

-Arriba. -el más bajo se sube a tirones la bragueta, acomodándo la camiseta a cuadros abierta sobre sus hombros que ha recogido del suelo, lleva en el antebrazo la chaqueta de cuero. El menor no le responde. -¡Que te muevas! Llegó tu mami a buscarte.

Con una patada abre el cubículo, frustrado, molesto y claramente harto de toda la mierda que lleva y que recientemente pudo aceptar (de alguna forma bizarra) en voz alta, para que llegara el estúpido Seungmin a cagarle el palo. Literalmente.

El alto se revuelve con hastío el cabello, poniéndose de pie después de dos torpes tirones de su pantalón para cerrarlo en torno a su cadera, se agacha torpemente y recoge su camiseta estampada, antes de ponérsela a tirones, abrumado, y salir, visiblemente consternado del cubículo.

夢を: ♡ 𝗿𝘂𝗱𝗲 𝗯𝗼𝘆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora