Prólogo

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17 de octubre del 2014.

Una ventosa tarde de otoño, desde mi habitación pude divisar el cielo anaranjado con nubes esponjosas como el algodón y escuchaba unos pajarillos cantando. Podía oler el aroma agridulce del bosque que se encontraba a unos metros de mi casa, el viento empezaba a rozar cada poro de mi piel por lo que tuve que alejarme y poner atención a esa persona que me observaba desde la puerta.

-¿Se le ofrece alguna bebida o aperitivo, señorita Fitzgerald?- preguntó un hombre de mediana edad.

-Por el momento estoy excelente, gracias por mostrar preocupación.- espeté con una disimula sonrisa. El señor me miró con cara de preocupación y se retiró.

Extendí mi mano imaginando que así lo podría alcanzar, impregnarme de su aroma una vez más, rezando que la miseria terminara, porque mi miseria necesitaba compañía, su compañía.

The Skylar GenesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora