Capítulo 3

36 4 6
                                    

Seguro lo que bebí estaba haciendo su efecto ya que de repente hacía mucho calor, me sentí más relajada, cómoda, con ganas de escandalizar. Estaba algo mareada pero no fue razón para echarme atrás, me dirigí de forma sensual hacia la pista, no sabía exactamente que estaba haciendo pero sentí que debía, me vino a la cabeza la voz del desconocido y me moví todo lo sensual que pude, me le imaginé viéndome

-pero si la pequeña Mai Mai ya creció- gritó mi compañera para que alcanzara a oír, nos reímos y abrazamos cuán pareja recién comprometida, lo estaba disfrutando.
Llevábamos tiempo bailando, de forma suave voltee para quedar de espaldas a ella y estar más pegadas

-y pensar que en clases pareces inocente y todo- dijo cerca a mi oído quitándome una carcajada de esas que te hacían doblar, estaba por responderla pero paré en seco sin apartar la vista de la zona vip que aunque no alcanzaba ver bien noté la mirada de los tíos sentados en una de las mesas, me asusté un poco, ya escuché historias sobre violaciones y demás ocurridos en lugares y situaciones como las que nos encontrábamos en ese momento, pedos y solas. De forma suave tiré de Hale hacia alguna otra mesa porque la nuestra ya estaba ocupada

-quiero seguir bailando- lloriqueaba ella haciendo pucheros

-estamos muy sudadas- nos sentamos con la respiración todavía agitada- ¿nos vamos ya? Es tarde y en serio estoy muy cansada- la hice saber apoyando en el respaldo de la silla la cual era de cuero rojo

- esta bien, voy por Nurzie y nos vamos ¿si?- asentí viéndola ir en dirección contraria, la seguí con la mirada, no me sentí bien dejándola sola, estaba inquieta tanto que no dejé de mirar por todas partes, más por donde se fue.
No creí echar tanto de menos mi casa, me dolía la cabeza, quería tumbarme

- Yelco ¿nos animaís esta noche?- se escuchó por toda la disco, quien habló fue un hombre subido a una especie de escenario mirando hacia algún punto.

Los gritos no se hicieron esperar, los cuatro chicos que antes creí ver mirándonos a Hale y a mí se levantaron y dirigieron al lugar donde les esperaba aquel hombre con micrófono en mano, no entendí nada y preferí no averiguar a qué se refería con animar de modo que me hundí más en la silla esperando a que llegasen mis compañeras.

Estaba empezando a sentir pesados los párpados, bostecé mirando de nuevo hacia el escenario, dejó de hablar el hombre dándole el micrófono a uno de los cuatro quien se puso delante, era mucho más alto que el resto, llevaba puesto unos vaqueros y sueter de color blanco con rayas negras, no alcanzaba verle bien por la distancia y poca luz, tampoco me interesaba sólo quería regresar a casa.

Dejé todo movimiento que hacía para prestarle mas atención al que tenía el micrófono ¿ razón? La voz, me quedé embobada escuchándolo, porque escuchar escuchaba pero entender nada, no estaba hablando el inglés ni nada que haya escuchado pero esa voz, su voz ¿cómo podía uno captar la atención del otro con sólo la voz?

- si tan sólo pudiese verte mejor- dije por lo bajo, en ese momento lamenté el estar tan lejos

- no me digas que ahora te van los asiáticos- escuché tras de mí, reconocí la voz a pesar del bullicio - llevan menos de un año aquí y seguro regresarán a su país, dejalo estar-

-no sé de qué me hablas- dije en lo que nos dirigiamos a la salida -¿se les conoce mucho por aquí?- me animé a preguntar

- mucho- afirmó Hale - bastante guapos por cierto- soltó

-un asiático de nombre Yelco, si que!- no pude pasar este hecho por alto. Lee, Rin, Takesi, esos, esos eran nombres asiáticos pero ¿Yelco? No me cabía

-de entre todo lo que te dije ¿con eso te has quedado?- refunfuñó - y lo de bastante guapos por cierto ¿dónde queda?-

-en supongo- contesté restandole importancia, estaba exagerando

Si tan sólo fuese fácilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora