Pijamada

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Diego estaba realmente  emocionado, cuando llegó a su casa, se cambió rápidamente los pantalones de la escuela por unos cómodos Jeans, se quitó la playera con el emblema del Colegio Singleton y la cambio por una típica camisa de cuadros rojos y líneas de colores sobre una playera completamente gris; agarro una mochila azul y la abrió, después, se dirigió a los cajones de su ropero, abrió uno y sacó una pijama roja con detalles amarillos y naranjas.
- ¡Diego, baja a comer!
Se escuchó a su madre desde la cocina, guardó rápidamente la pijama en la mochila incluyendo algunas otras cosas necesarias para ir a la casa de su abuela; se dirigió al baño y se lavó las manos, después bajo velozmente las escaleras y se sentó de golpe en la silla del comedor.
- ¿Como te fue en la escuela?
Le pregunto su padre mientras leía concentrado, un documento en su teléfono.
- Bien, supongo. Ivan y Javier me hicieron una broma mientras veíamos la película que te conté.
Le respondió. El padre de Diego levantó la mirada haciendo contacto visual con el.
- ¿Fue graciosa la broma?
Le pregunto con su voz fuerte y grave.
- Eso creo, todo mundo se burló de mi.
Su padre lanzó una pequeña risita sin querer.
- ¡Oye!
Le reclamo Diego enojado.
- Lo siento hijo... continúa.
Dijo callándose.
- Bueno... hablando de Ivan y Javier... ¿podemos ir a hacer una pijamada a la casa de la abuela D?
Le pregunto ilusionado. Abuela D era como el y sus amigos le decían a su abuela, era como un apodo por su nombre, Diana.
- ¿Hoy?
- Si.
- De acuerdo, seguro tu madre estará bien con eso.
Accedió su padre.
- También necesito dinero... para comprar... provisiones.
Dijo Diego algo tímido, pedirle dinero a su padre no era fácil. Este alzó los ojos y después volvió a ver a su hijo.
- Bien...
Saco dinero de su bolsillo y se lo dio en la mano, con la condición, de no perderlo. Después de la comida, se lavo los dientes en el baño de arriba, luego, agarro su mochila y se dirigió a la salida, tomó su bicicleta roja con estampas de superheroes y salió a la calle, dirigiéndose a la tienda cerca de la casa de su abuela. Al llegar, se puso a buscar los snacks favoritos de sus amigos, compró galletas, chocolates, papas y un refresco grande.
- Serian 34.24.
Le dijo el chico que se encontraba en la caja registradora.
- ¿Vienés solo?
Le pregunto curioso.
- Si.
Respondió Diego.
- Eso si es raro.
- ¿Porque es raro?
- Las calles ya no son seguras niño.
Le advirtió el vendedor mientras le daba su cambio.
- Que tengas buen día.
- Alto, pero ¿por que ya no son seguras?
Pregunto Diego.
- Hace un par de años, ocurrieron múltiples homicidos a hombres que estaban a punto de casarse, solo a hombres.
- ¿Y por que eso me pone en peligro a mi?
- Porque un año después, los homicidios pasaron de hombres adultos a niños varones.
A Diego se le puso la piel de gallina, agarro rápidamente la bolsa con la comida y su cambio y se fue de la tienda.
- ¡Gracias, adiós!
Le grito al vendedor mientras montaba su bicicleta y se dirigía a la casa de su abuela. El vendedor, lo vio escapar de la tienda, después volteó a ver a su compañero de caja.
- ¡Pobre niño!
Exclamó.
- ¡Esa solo era una leyenda urbana!
Dijo mientras ambos vendedores soltaban una gran carcajada.
Diego llegó antes de tiempo a la casa de la abuela D, pero el pobre se encontraba realmente asustado por lo que aquel vendedor le contó, se colgó la mochila azul, agarro la bolsa de comido y toco repetidas veces el timbre de la casa.
- ¡Ya voy!
Grito la abuela D. Abrió la puerta y encontró a su nieto temblando de miedo.
- ¡Diego!
Exclamó ella mientras lo abrazaba fuertemente.
- Hola abuela D.
El miedo se le había ido al abrazarla. Ambos pasaron a la cocina y se pusieron a preparar todo para la noche, pusieron las frituras en un plato y las galletas en otro, los chocolates los pusieron en el refrigerador para que no se derritieran. Ya estaba todo preparado, ahora solo tenían que esperar a que el timbre sonara y fueran ellos.
Mientras terminaba de acomodar todo, el timbre sonó repetidas veces.
- ¡Son ellos!
Exclamó, corrió hacia la puerta haciendo que casi se callaran las papas del plato, pero la Abuela D. logro sostenerlos antes de que se cayeran.
- ¡Amigos!
Dijo Diego abriendo la puerta lentamente, revelando a Ivan y Javier que venían con su saco de dormir y sus mochilas, listos para la diversión. Pasaron un buen rato contándose cosas, comiendo y riendo al mismo tiempo, la abuela De Diego salió de la cocina con tres platos pequeños con figuras de pollo y le dio una a cada amigo.
Los chicos intercambiaron miradas entre si, Ivan le dio un golpecito al hombro de Diego.
- Abuela...
Empezó a decir un poco nervioso.
- ¿Nos cuentas una historia de terror?
Dijo, pintándose una sonrisa en el rostro mientras su abuela asentía con la cabeza.
- Muy bien, pónganse cómodos.
Ordenó. Los tres muchachos se acomodaron y la vieron fijamente, esperando a escuchar "Las increíbles historias de la Abuela D" como ellos le decían.
- ¿Conocen la leyenda de El Reflejo de la Novia?
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Gracias por el apoyo.
@Solecito028 tiene una increíble historia "Ciudad de mentiras" ¡Vayan a leerla!
- Mar✨🖤

El Reflejo de la NoviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora