01.

669 48 10
                                    

¿Puedo comenzar en aquel día? Retroceder al 2017, donde por primera vez mi familia visitó su casa.
¿Cómo imaginar que mi vida cambiaría gracias a ella?

Mis ojos estaban fijos en el suelo, estaba tan sumida en mis pensamientos que no escuché la voz de mi madre.

-Lucia, hija...-mi madre me observaba y al elevar más mi mirada pude darme cuenta que tenía la atención de todos.

-Lo siento, ¿qué pasó?-

-Doña Sarah te esta ofreciendo su casa.- Recuerdo haber agradecido con una sonrisa sin mucho interés.


Se preguntarán, ¿por qué nos cuenta esto?
Bueno, porque ahí comenzó todo, ahí conocí a la famosa Sarah Paulson, la mayoría de las personas que yo conocía, la conocían a ella.

Bien, me presento, soy Lucía Martínez, tengo 20 años y  soy la chica más calmada, según lo que he escuchado (No me describiré físicamente pafa que ustedes puedan imaginar). Y sí, claro que soy totalmente diferente a todas las de mi pueblo, ellas prefieren a los chicos casados, salir, tomar... mientras que yo... prefiero quedarme en casa, escuchar música y por supuesto, ver series, no tenía vida social, mi vida era eso. Pero, dije que era diferente simplemente porque tengo un gusto culposo por las mujeres mucho mayores que yo, rubias, tez blanca y en algunos casos... casadas. Pero claro, eso solo me pasaba cuando veía las series, pocas veces me había visto en  vuelta en la vida real, hasta que mis padres me obligaron a salir de ahí, de mi lugar seguro, de mi habitación.

Finales de agosto del 2019.

Primer día de trabajo, mi madre jamás me habría dejado ir de no ser porque mi papá trabajaba ahí.
Mi familia vivía en un pueblo a las afueras de México, mi papá había conocido a Sarah en su trabajo, ella era como la mano derecha del ingeniero, ¿Saben de dónde vienen todos los cultivos como: papa, tomatillo, zanahoria, cebolla, etc.? Del lugar donde la conocí a ella, aquel agosto del 2019 yo comencé a trabajar sin saber que mi vida iba a dar un giro bastante grande.

Puedo recordar que el primer día estaba cansada y estresada por todo lo que había sucedido en el día, vamos, soy la mejor renegando, recuerdo haber llegado tan molesta ese día, pero mi padre no dejó que me rindiera.  Mi familia era la mejor, todos éramos unidos, sabíamos llevar nuestras indiferencias, todo, nuestro nivel económico era bueno, mejor que el de cualquiera en el pueblo, gracias a mi papá porque trabajaba todo el tiempo y a mi madre que era la mejor administrando el dinero.
Me había vuelto muy cercana a mi papá, más que con mi madre, ya que él y yo conviviamos más gracias al trabajo.
Recuerdo esa última noche de agosto, ese sábado mientras estábamos riendo en familia, mi papá mencionó algo que hasta me tatuaría, porque él predijo lo que me sucedería, Vamos, Lucía, aunque digas que no, cuando uno se enamora, no importa quién es o qué es de ti. Me pregunto por qué lo dijo, pero, su frase cobró sentido más tarde.

Septiembre del 2019.

Bueno, ¿cómo empiezo? Septiembre, el mes perfecto para enamorarte de la comadre de tu mamá o de Sarah Paulson.

Recuerdo esa semana, habíamos estado hablando de Sarah, porque ella era mentada en todos lados y más por ser una aprovechada, en lo cual no estaba de acuerdo. Mi vida se fue en hablar de ella, Sarah esto, Sarah aquello, ella hace esto, no hace esto, etc...
Recuerdo haber estado sentada ese día junto a mi mejor y única amiga, María, acabamos de llegar al trabajo. Mi corazón dió un vuelco cuando vi llegar aquella camioneta color café, bien cuidada, no entendía el por qué de mi emoción, ahí no venía un chico lindo que me interesara, mi corazón estaba bastante acelerado, la vi bajarse de ahí, acomodó su cabello y lo ató en una cola alta, para luego colocarse la gorra, una negra que le iba perfecta, saludó a mi papá, pues ellos eran buenos amigos, la mayoría decía que ellos eran algo más, pero yo sabía que no, lo creería de cualquiera, menos de mi padre, él amaba a mi madre y ni hablar de doña Sarah, ella amaba a su esposo.
Me quedé observando cada uno de sus movimientos, era una mujer muy hermosa, eso no podía negarlo, todos aceptaban que esa mujer estaba en otro nivel, con tan sólo ver ese rostro, su cabello, su cuerpo bien cuidado, pero... sus labios, su sonrisa, sus ojos...
Espera, ¿qué carajos? ¡Lucía! Deja de pensar así, ¡es Doña Sarah! Tienes una mente tan sucia, que vergüenza. Yo misma me regañaba, estaba tan ocupada en eso que no noté cuando ella y sus dos amigas caminaban hacía acá, creo recordar que el nombre de una era Cate, a la otra no la recuerdo.
Mi corazón apunto de salirse y mis mejillas ardiendo, mi respiración estaba agitada y mis manos sudando, ¿qué me estaba pasando?, ¿acaso estaba enferma y moriría?

-Buenos días.-saludó sólo ella, mierda, su sonrisa es preciosa y los rayos del sol golpean directamente en su rostro, mierda, mierda, es hermosa.

-Buenos días.-mi amiga respondió y yo sólo atiné a sonreír. -¿Qué te pasa? Estás temblando. -María tenía una expresión de preocupación.

-¿Viste?, ¿viste cómo sonrió?, es hermosa.-

-¡Lucía!, noooooo, no me digas que... no, no.-María estaba intentando procesar todo.- Ella está casada, es mucho mayor que tú...-se detuvo-bueno, eso jamás te ha importado. -alcé una ceja y luego ella siguió hablando mientras yo seguía con la mirada a Sarah.- Sabe que siempre voy a estar para cualquier locura.- sonreí y le dí un abrazo, ella era la mejor.

Ese día y todos, la verdad, me la pasé observando todos sus movimientos, a dónde iba y qué hacía, con quién hablaba y con quién sonreía. Debo aceptar que me convierto en toda una acosadora cuando alguien me interesa, típico de escorpio.

Al pasar los días las miradas aumentaban, no sólo de mi parte, sino también de ella, cuando nuestras miradas se conectaban una sonrisa aparecía en ambas, recuerdo ese día en que estábamos frente a frente, pero a metros de distancia y sonaba una canción que me hacía reír, (había música debido a que los trabajadores llevaban su bocina, pero escuchaban sus rolitas de banda) Por Usted, era el nombre de la canción, la tensión podía sentirse tan fuerte que si nos pusieran atención habrían pensado que tenemos algo.

Me gusta para siempre, me gusta para siempre y apenas la conozco...

Había llegado la última semana de la cosecha y, ¿qué puedo hacer? ella se sentaba en frente, pero jamás imaginaba lo mucho que revolucionaba a esa chica de 20 años.

Abracé a María pegandola a mí, entonces mis ojos encontraron los de ella, estaba viéndome y podía jurar que parecía celosa, mis sospechas aumentaron cuando le dijo algo a Cate, ella volteó a vernos rápidamente y no la culpo, yo tampoco era la persona más discreta del mundo.

De repente con el pasar de los días la noté distante, ya no tenía sus buenos días, como de costumbre, eso me preocupaba, ya no sonreía conmigo y eso me hacía sentir triste.
El último día la escuché hablando con mi papá, me sorprendió que yo era el tema de conversación.

-Su hija no se junta con las otras verdad, ella es muy calmada...-Sarah hablaba de mí, sé que mi papá se sentía halagado y orgulloso por lo que decía.

-Sí, ella no me da problemas.-respondió mi papá.

Guardaron silencio al verme, mi papá me abrazó y ella sonrió, por lo menos me podía ir sabiendo que ella no estaba enfadada.

Todo Lo Que Te Llevaste De Mí. [Sarah Paulson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora