El reloj marca las 6:46 p.m. Su marido estaba por llegar del trabajo. Tomó dos bonitos platos del juego de vajilla que su hermana les había dado como regalo de bodas, llevándolos a la mesa. Puso los cubiertos, dos vasos y una jarra con agua fresca de limón que había hecho recién. Sabía cuanto le gustan a su marido las aguas de sabor naturales que prepara.
La ropa estaba limpia, había sacudido los muebles y aspirado el piso, la cena estaba a punto de salir; ahora solo debía lavar los platos después de comer y planchar las camisas de su esposo, entonces podría irse a la cama. Como cada noche.
La puerta de un auto se escuchó y luego de unos segundos el sonido metálico de las llaves al abrir la puerta de la casa. Un golpe duro hizo retumbar las paredes.
—Parece que no fue un buen día, después de todo.
Tomó una respiración profunda y soltó el aire en un suspiro pesado.
La silueta cruzó la entrada de la cocina; hombros anchos, piel canela, ojos profundos, labios pronunciados y un cabello oscuro. Estaba estático en su lugar, mirándole con la misma seriedad de siempre.
—¿Todo bien en el trabajo, cariño?
—No del todo.
—¿Quieres que hab-
—¿La cena está lista?
Dejó pasar el cambio de tema sin oponerse, después de todo, Sunwoo nunca había sido de muchas palabras.
—Ya casi— sonrió amplio —ve a sentarte, en un momento la llevo a la mesa.
El pelinegro le miró unos segundos, para finalmente dar media vuelta e ir a su asiento con la misma tranquilidad de siempre.
El castaño apagó el horno luego de sacar la cena, y con cuidado caminó hasta el comedor, donde esperaba su esposo, que ya se había quitado la corbata y arremangado la camisa blanca.
—Huele bien.
Habló viendo el humeante plato que el castaño ponía frente suyo.
—Y sabe bien. O eso espero, cambié un poco la receta porque la original tiene esos pimientos que te causan alergia y yo... bueno, ya sabes... no quería que tú-
—Entiendo, gracias.
El pelinegro dio un bocado, su mirada fija en él y eso hacía al castaño querer vomitar de los nervios.
—Delicioso.
Y eso bastó para él, que se relajó al instante.
Y para el pelinegro también, que no volvió a pronunciar palabra por lo que restó de la cena.
Pasadas las 10, ya había limpiado todos los platos y utensilios de cocina, así como la cocina misma. Había recogido la corbata y el saco que su esposo había dejado sobre el sofá como cada vez que llegaba del trabajo. Puso los zapatos bien acomodados en su lugar junto a la puerta. Las camisas y sacos estaban perfectamente planchados. Y una vez se hubo asegurado que todas las ventanas estaban bien cerradas, al igual que la puerta principal y la puerta trasera, se fue tranquilo a descansar a la habitación.
Pero lo que halló le dejó desconcertado.
Sunwoo no estaba en la cama, dormido como de costumbre. Le buscó en el bañó, tampoco estaba ahí. Él venía de abajo, así que tampoco era una opción. Entonces vio una sombra moverse y se acercó al balcón, a través de la puerta de cristal le vio fuera, hablaba por teléfono y se revolvía el cabello como si lo que le dijera quien quiera que estuviera al otro lado de la línea le molestase.
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Violetas | SunHak
Fanfiction✼Three Shot ✼The Boyz AU ✼Sunwoo x Haknyeon ✼Inspirada en una de mis canciones preferidas en la vida