partes de todo lo que soy

~Menos~

Solia creer que entre menos espacio ocupaba, más mi valor aumentaba.
Alimentado por falsa propaganda de gente que dice que ser delgada es ser "bonita". toda esa maleza creo un bosque en mi cabeza, ahi coseche toda la comida que no podia tener de frente. Porque decir "no, gracias" me hacia sentir más fuerte, porqué vomitar me hacia sentir liviana y esas calorías no me pesarian mañana.

Los kilos dejaron de ser solo números, eran centímetros cruciales anotados día con dia para poder dormir en paz, porque la comida era mi enemiga, estaba ilusionada con la idea de no pesar, espacio no quería ocupar, desaparecer sin más, obsesionada con la idea de que el viento me mueva y comencé a soñar con la posibilidad de ya no despertar. Me mareaba al caminar, actuaba sin pensar.

Hace días, me mire a espejo y no me reconocí, me odiaba pero me puse a pensar.

¿Si no puedes amarte tu, quien lo hará?

a mi rostro le faltaba vida, mi risa no era más que un eco y mi mirada estaba perdida, mi reflejo me exigía perdón, me suplicaba un poco de amor, que por una vez deje de criticarme. Me pidio que no me fije en el desorden de mi pelo, los granitos y detalles, esas curvas que me atormentan, que olvide las ojeras y la piel marcada.

Mi reflejo me exige que vea más alla de lo superficial, en lo profundo de mi mirada, donde se esconde ese brillo que las nubes de mi cabeza ocultan, donde se guarda la belleza que mi torpeza aparta.
Hoy mi reflejo exige que me vea con amor.

decidí ya no llorar, dejar de culpar a mis libras de más, porque la culpa no era de mi cuerpo sino del mundo por no poder aceptar la diversidad, me di cuenta que para que te amen te tienes que amar y ahí me cuestione.

¿Me amo?

Claro que no, porque si me amara no estaría juzgandome y queriendo hacerme daño a cada segundo.

No fue facil, muchas veces falle, pero por cada lágrima que derrame, corri al espejo y me miré, así de frente y al desnudo, sin miedo, sin asco y sin prejuicios. Me sonreí de la manera más genuina posible y me jure amor eterno.

Prefiero medir mis palabras en lugar de mi cintura, preferi contar chistes en vez de mis calorías y por cada vez que me rechazaran correría a un espejo a decirme lo mucho que me amo, porque estoy aprendiendo a amar el espacio que tomo, que el amor propio sea prioridad y ya no culparme a la hora de cenar, sentarme con un buen libro a tomar helado sin pensar en los demás, porque asi como soy, pues soy suficiente. Y nadie tiene el derecho a decir lo contrario.