Era medianoche, me aburría y no tenia nada que hacer, los dibujos de la tele se habían acabado, la cena estaba casi hecha así que mientras tanto cogí un papel y me puse a pintar cosas.
No sabía que plasmar sobre el papel así que me puse a pensar en una persona que viera hace tiempo, estaba llena de tatuajes. Me di cuenta de que me encantaban así que como todos alguna vez hicimos, con un rotulador, de los permanentes, más específicamente era uno que usaba mi padre para escribir el nombre de las películas, documentales etc en los cd's dvd's.
Ya con el rotulador en la mano me puse a pintarme, me encantaba sentir la tinta en mi piel, sentir como se secaba, no sé, me hacia sentir bien.
Papá: -A cenaaar.
Yo: -Voy.
Mi madre estaba en el baño, peinando a una señora ya que es peluquera, cenaría mas tarde.
Llegué a la cocina y estaba mi padre, íbamos a cenar sándwich. Me senté en la mesa, estaba ya puesto en la mesa junto con un vaso de cocacola.
Papá: -¿Qué tienes pintado en los brazos?
Yo: - Mira, ¿te gusta? Me los hice yo son como tatua...
Papá: - No, no quiero que tengas eso por el cuerpo, borra esos "dibujitos" ya. ¿Con qué los has hecho?
Yo: - Con tu rotulador, el permanente.
Papá: - ¿Quién te ha dado permiso para cogerlo? ¡Dime! Vete a buscarlo y dámelo.
Entre casi lágrimas fui a buscarlo a mi habitación, pero.. ¡Joder! No estaba allí, no podía encontrarlo, sé que lo había dejado allí me dije. No estaba.
Entre lágrimas, con, por así decirlo, una pelota en el pecho que no me dejaba apenas respirar fui a la cocina.
Yo: -Papá, no lo encuentro, te juro que lo dejé encima de la mesa, lo prometo.
Papá: -¿Cómo? ¿Has perdido mi rotulador? Eres un inútil, no tienes nada a mano, lo pierdes todo.
Yo: (entre lágrimas) -Pero papá.. Por favor, que no lo hice aposta, enserio..
Papá: -Siempre haces lo mismo, ¡Siempre! Pues ya sabes lo que va a pasa...
Yo: -¡No! ¡No! ¡Enserio papá! Voy a buscarlo, lo encontraré...
Llorando muchísimo fui a mi habitación, no estaba. Busqué entre las mantas de mi cama, en los cajones, debajo de la mesa-estudio, y nada, no estaba, sabía de la severidad de mi padre y sabía lo que pasaría de no encontrarlo. Quería que la tierra me tragase.
Fui a la cocina de nuevo, llorando muchísimo más pero intentando ser fuerte.
Yo: -No lo he encontrado... Lo siento...
Papá : -¿Sabes que significa eso no?
Yo: -¿Lo qué? (Sabía o tenía idea de lo que me iba a hacer, ya me lo había hecho otras veces, lloré a lágrima viva.)
Papá: -Significa que eres tonto y que después de comerte el sándwich y después de que mamá acabe de peinar a la señora te echaré de casa.
Yo: -No papá... Por favor...
Papa: -Cállate y come.
Ingería el sándwich lo más lento posible, sabía que la señora estaba en el pasillo, mi madre ya había acabado y me puse pensar que el final de ese sándwich significaría lo peor de los males, sentirme que no valía para nada. Pese a cortar los trozos de sándwich mi minúsculos, lo más pequeños posible pero aun así, tenía la sensación de que cuando los tragaba no bajaban y se quedaban en mi pecho haciendo como un tapón.
Acabé el sándwich, mi madre no podría hacer nada ya que mi padre había cambiado los hechos y la habría convencido de que un escarmiento sería lo mejor.
Eran las 12:00 de la noche, estaba al lado de mi casa, en medio del monte con 3 grados de temperatura y con tan sólo 7 años.
Mi padre me ha echado por perdele un rotulador pensaba¿Valgo menos que un rotulador?
Tenía frío, llevaba sólo el pijama puesto, estaba descalzo, sentía como cada parte de mi cuerpo se helaba pero.. Me daba igual, no pensaba en el frío ni en lo oscuro que estaba; sólo pensaba en lo mal niño, mal hijo y mala persona que era, sólo pensaba que un rotulador valía mas que yo.
Lloraba, pero mis lágrimas eran secadas por un viento fuerte y frío, no había estrellas y, para dejarlo redondo, se puso a llover.
Era un niño de 7 años, en medio de un monte, en invierno, con 3 grados, lloviendo y completamente sólo, genial vamos.
Preferiría morir, me sentía morir así que me dormí.
Eran las 4 de la madrugada, mi padre me vino a buscar. No me acuerdo de esto apenas.
Tenia mucho frío, mi corazón latía lento y estaba en un estado de semi-inconsciencia.
Me desperté en mi cama al día siguiente con los dedos de pies y manos morados, con las mejillas rojas y los labios agrietados por el frío.
Llegó mi padre y me dijo, busca el rotulador.
En ese momento sentí que mi padre no era mi padre, para mi era una persona como otra cualquiera, como un perro con pulgas, un perro con pulgas que por desgracia me dio la vida, no lo quería, sentía odio hacia el.
Es complicado tener 7 años y saber que tienes que vivir sin tu padre, saber que lo tienes ahí pero que no vas a poder sacarle provecho, no vas a poder compartir momentos con el.. No sé, es duro.
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Adiós.
Teen FictionEste libro está escrito y narrado basado en mi historia, en mi posible fin o en mi posible principio. Cortes, sangre, depresión, lloros, mi vida.