P r ó l o g o

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Recuerdo el día en que encontramos a Hasley en el mismo río. Claro que lo recuerdo, como si fuera ayer. 

Tenía el cuerpo ensangrentado y le faltaban uno de sus dedos índice en ambas de sus manos, varias gotas de algún líquido verdoso era repartido por toda su anatomía,  y tenía en la frente escrita con su propia piel arrancada un símbolo en forma de un triángulo y en su antebrazo, con su propia sangre estaba escrita la palabra ''Pecadora''.

Pero también recuerdo que ese mismo día lo encontramos tendido en la acera de mi casa, su cuerpo temblaba y también estaba ensangrentado de pies a cabeza, algunos arañazos se hacían presente por la parte alta de sus hombros, líneas gruesas de sangre le bajaban a brote por la nariz. Incluso también tenía el mismo líquido verdoso plasmado en su espalda desnuda.

No lo conocía, pero la forma en la que llegó a nosotros fue tan brusca y repentina que creímos que él puedo haber sido una víctima más del asesino que rondaba nuestro pueblo.

¿En realidad era una víctima o él era el asesino?

Me llamo Mirley Faust,  este no es el típico cuento donde tienes que escapar del monstruo. Así que si estás dispuesto a perder la cordura moral, bienvenido a  Laifax, donde todo el mundo guarda secretos, y silencio. El silencio es lo primordial. 

El monstruo no puede estar en tu armario o debajo de tu cama , pero si a tu lado.

S I L E N C EDonde viven las historias. Descúbrelo ahora