Capitulo 5

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Los dos amigos de Shoyo se alegraron al verlo despertar por fin de la anestesia. La operación había sido un éxito y ya no tenía el tumor. Debía quedarse unos días en el hospital para recuperarse, pero estaban felices de empezar a ver la luz en ese largo túnel.

A demás, dentro de poco sería su cumpleaños, y claro que se alegró de poder celebrarlo en condiciones y fuera de ese hospital, como le habían dicho.

Ese día se lo pasaron muy bien, incluso los enfermeros lo felicitaron y le trajeron varios globos. Aunque normalmente lo hacían para niños mas pequeños, toda esa fiesta, necesitaban animar al pelirrojo.

—Vamos a darte de alta, ¿que te parece? —le comentó un enfermero mientras recogía los platos del pastel que le habían traído —Es nuestro regalo de cumpleaños.

—Genial —se le iluminaron los ojitos y dibujó una gran sonrisa —¿No podré jugar a voleyball, verdad?

—Lo siento —frunció el ceño apenado y dejó al chico solo en la habitación.

Salió del hospital junto con su madre y su hermana, quien no paraba de saltar de un lado a otro feliz de volver a tener a su hermano fuera del hospital.

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Que mejor regalo que una visita de todos tus compañeros. Era el cumpleaños de Hinata y, aunque le gustaban mucho, este no lo estaba disfrutando tanto como otros años.

Mientras los demás hablaban reían en el salón, el se escabulló hacia la cocina para tomar un vaso de agua.

—Hey —la voz de Keiko a sus espaldas le hizo dar un brinco.

—Hola —la saludó tomando de su vaso.

—Deberías decirle pronto a Kageyama eso que me dijiste —comentó.

—No lo sé, es un idiota, seguro que ni siquiera sabe que es el "amor" —Hinata rodó los ojos y la chica soltó una pequeña risa.

—Inténtalo —le dijo mientras dirigía su mirada hacia el azabache, que estaba sentado en uno de los sofás mirando su teléfono.

Shoyo decidió hacerle caso, no tenía nada a perder. Sus ánimos no eran los mejores, pero estar a solar con Kageyama le hacia sentir mejor, poder compartir unos minutos juntos.

—Oye Kageyama —lo llamó y le hizo un gesto para que lo siguiese hacia el jardín.

—¿Qué pasa? ¿Estás bien? —Hinata asintió como respuesta y el azabache se calmó.

—Yo solo... Quería decirte algo de hace un tiempo y... —hasta ese momento había intentado evitar la mirada del mayor, pero le fue imposible. Mirándolo directamente a los ojos, se acercó y sujeto el rostro contrario con ambas manos para poder darle un casto beso en los labios.

—Eso fue... Raro —Shoyo hizo el ademán de salir corriendo, pero Tobio lo detuvo agarrando su muñeca —Pero raro-bien. Está bien —ambos sonrieron.

Esa noche hablaron hasta tarde sobre sus sentimientos, no se pusieron etiquetas, simplemente eran dos personas que se gustaban mucho y querían pasar tiempo juntas.

La mañana siguiente, al despertar, se dio cuenta de que Kageyama ya se había ido de su casa.

Al levantarse, una carta encima de su cómoda llamó su atención. Aquella caligrafía era claramente de su amigo, la letra era desordenada y tenía algunas faltas.

Abrió el papel y empezó a leer:

Hinata Shoyo, mi eterno rival, esta carta es para ti.
Hace algún tiempo que estoy pensando en algo y, después de lo ocurrido esta noche, ahora lo tengo mucho más claro.
Es difícil expresar como me siento, pero se que no será algo efímero.
A veces odio esto, porque me duele el estómago cuando te veo. Pero a la vez me siento genial, como volando en el cielo. Tal vez no tenga demasiado sentido...
Ahora quiero preguntarte: ¿te gustaría pasar el resto del tiempo que nos quede juntos? A mi me encantaría.

Aquí podemos casarnos | Kagehina [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora