tercera noche.

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Siempre que el encuentro se presentaba, esperaba impacientemente que aquel momento sucediera pronto.

Se acercaba, acechante y sin siquiera un dejo de respeto, lo suficiente como para considerarlo descarado.

Realmente, la tensión me dejaba inmóvil, y en ese momento, la bestia afloraba de entre la tierra.

Cual resurrección guardiana, el felino de cabello oscuro  cruzaba elegantemente entre mis piernas, rozando mis vellos y provocándome escalofríos.

Un chillido en la profundidad del bosque surgía de forma violenta, perforando mis tímpanos y causando un pitido sordo en mis oídos. Aquello provocaba la instantánea desaparición del caballero,  sin mas rastro que una estela de bruma húmeda. 


CaballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora