Prólogo

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Tu POV

Ahí estaba yo. Arrastrándome patéticamente bajo las luces de las farolas en la noche.

Mi pierna derecha estaba muy mal, casi se podía ver el hueso.

Mi mano estaba apoyándose en una pared, se iba a acabar pronto y no tendría nada con lo que apoyarme. Así que puse mi espalda sobre la pared y levanté mi brazo transformándolo en una pata de araña, lo suficientemente larga para llegara al suelo.

Mi carne empezaba a enterrar mis uñas. Y mientras mis dedos iban desapareciendo para transformarse en un pincho mi piel empezaba a formarse cada vez más gris hasta verse en un negro.

Estas cosas duelen hacerlas, incluso si te acostumbras no puedes evitar gritar en el proceso.

Seguí cojeando sin rumbo utilizando mi mano como bastón.

Probablemente este sea mi final, todo el mundo este dormido en este momento y nadie iría ayudar a algo como yo.

Mi visión se iba volviendo cada vez más borrosa. Quería resistir más para morir en un oscuro callejón, apartada del mundo, pero supongo que no puede ser.

Di unos pasos más hasta que finalmente cayera y todo se volviera oscuridad.

𝓓𝓾𝓮𝓵𝓮 𝓒𝓸𝓶𝓸 𝓔𝓵 𝓘𝓷𝓯𝓲𝓮𝓻𝓷𝓸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora