Dímelo a la cara.

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Los siempre ruidosos pasillos de Hogwarts ahora se encuentran extrañamente tranquilos, con más de 700 estudiantes son pocos los momentos en que no hay alguno corriendo de un lado al otro o un grupo de amigos hablando demasiado fuerte, pero ahora en este pasillo en específico solo se encuentra uno de los tantos habitantes del castillo, caminando despreocupadamente y con su característica confianza mientras tararea para sí mismo el ritmo de alguna canción muggle.

—¡Sirius Orión Black!—El repentino grito a su espalda convirtió su sonrisa en una mueca de disgusto—¡Detente ahí mismo!

El aludido no hizo el más mínimo intento por disimular el molesto bufido que salió de su boca cuando dejo de caminar y volteó para ver al enfadado pelinegro que viene hacia él.

—¿Qué quieres Quejicus? Tengo cosas que hacer.

—¿Que qué quiero? ¡Quiero explicaciones! ¿Qué demonios significa esto?—le lanzó un pergamino arrugado en una pequeña bola que le dio directa en la cara.

Sirius no parecía en absoluto molesto, de hecho parecía hasta aburrido—Creo haber sido claro en la carta.

—¡¿Carta?!—El mayor de los hermanos Black siempre ha tenido una habilidad innata para sacar de sus casillas a Severus—¡Escribir en la esquina de un pergamino "Fue divertido pero se acabó" ¡No es una carta! ¡Ni siquiera se puede considerar una nota!

Sirius chasqueo la lengua con fastidio—Como sea. Se entiende el punto esto—apuntó a Severus y luego a él mismo—,se acabó—dijo como si nada.

Severus apretó los bordes de sus mangas tan fuerte que puede sentir las uñas contra sus palmas, aun con la tela de por medio, la forma en que el pura sangre frente a él está hablando como si lo que tienen; o al parecer tuvieron, no fuera nada más que un acoston de una noche. Se concentró en respirar profundo para obligar a su cuerpo a calmarse, desde que encontró la dichosa "carta" una oleada de sentimientos negativos lo cegó pero si quería tener respuestas debía controlarse.

Soltó un largo suspiro y cuando volvió a hablar su voz salió con una clama que contrasta totalmente a como se siente.

—Sirius háblame. ¿Qué es lo que realmente pasa?

—No pasa nada más que lo obvio. ¿Qué es tan difícil de entender? Obtuve lo que quise, me divertí y se acabó. Ya no quiero cerca.

El cuerpo de Severus se tensó, sus puños temblaron por el esfuerzo que está haciendo para controlarse y no cometer una estupidez de la que luego se pueda arrepentir. Al volver a hablar sus palabras salieron más tensas pero sin perder la calma.

—No te creo—sentenció—. No creo que eso sea todo, tiene que haber algo más.

—Pero lo es.

Severus negó con un par de veces con la cabeza—No. No lo es. Te conozco Sirius más de lo que tú crees, hay algo mas ¿Qué es? Dímelo sea lo que sea, lo podemos resolver.

Dio un paso para acercarse al más alto y extendió una mano, con la intención de acariciar su mejilla, lo único que obtuvo fue un manotazo más fuerte de lo necesario y una burlesca sonrisa de superioridad, que hace mucho no era dirigida a su persona.

—Eres más estúpido de lo que pensaba —dijo con burla—¿De verdad creíste que teníamos algo?—golpeo con el dedo índice el pecho del más bajo, a la altura del corazón y con suficiente fuerza para hacerlo retroceder con cada golpe—¿Creíste yo podría querer algo de ti más que burlarme? Esto fue solo un juego, diversión, algo para pasar el rato. Pero ya me aburrí de estar con alguien tan patético como tú. Así que procura que se te meta en esa grasosa cabeza tuya. Para mí fuiste, eres y serás lo mismo: nada—se cruzó de brazos e irguiéndose es toda su altura dio media vuelta para seguir con su camino.

Dímelo a la caraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora