Subidas y bajadas [FINALIZADO]

Capitulo 11

"No pares".

Esa mirada en sus ojos le dijo todo lo que necesitaba saber y algo más, su rostro estaba sonrojado, con cada una de sus cálidas y pesadas respiraciones lo animaba. La forma en que su sonrisa estalló en su mordida de labios fue algo que solo él vería, la forma más hermosa de ella desnuda ante él retorciéndose y gimiendo debajo de él, y una mirada de más en sus ojos. Sus brazos estaban por encima de su cabeza, retorciéndose y agarrándose, impulsados ​​solo por el deseo.

"Sigue adelante."

Ella gimió, largamente, los ojos revoloteando, la espalda arqueada, sonriendo ganadora, su piel pálida - expuesta por la brillante luz de la mañana que entraba por sus ventanas - casi brillaba con el ligero brillo de sudor que los cubría a ambos. Era fácil perderse a sí mismo, al tacto de ella, al ritmo, al placer, solo a ella en general, como si estuviera tambaleándose en el olvido en todas direcciones, haciendo que su corazón se acelerara, la sangre casi rugiera a través de su cuerpo, gritándola. nombre.

Sus piernas volaron alrededor de su cintura, tirando de él con fuerza mientras ella comenzaba a gritar, pero fue silenciada por el encuentro de sus labios. El beso fue un desastre, descuidado y muy caliente, que terminó con ella mordiéndose el labio antes de caer de nuevo en la cama, sus hombros actuando como apoyo mientras sus piernas mantenían sus caderas entrelazadas.

"Eso es todo." Se respiraba más de lo que se hablaba, su voz se perdió ante el sonido de sus jadeos y gemidos. "Más. No pares."

Con el menor toque, ella reaccionaba, magnificando el efecto y enviándolo de vuelta hacia él, exigiendo más. Agarró el pecho expuesto que, a pesar del efecto de la gravedad, seguía siendo lo suficientemente grande como para llenar su mano, con una suavidad que era única en el cuerpo de Nejire, cada lugar de su cuerpo era tan divertido de tocar.

Ella gimió, sus caderas chocando contra las de él de una manera frenética, algunos chillidos lindos que él amaba pero que ella odiaba salieron cuando se mordió uno de sus dedos. Ella dejó de empujar y él se inclinó para besarla, empujándola más profundamente en la piscina de placer que estaban haciendo, todo mientras renovaba sus propios movimientos con un segundo, ¿o era un tercero? - viento que le dio tanto vigor virulento.

"Si." Ella se retorció, mordiéndose el labio y negándose a soltar su rostro por más de un segundo. "Estoy tan cerca Izuku, estoy tan cerca. Sigue. Sigue." Ella susurró frenéticamente entre besos sus manos cavando su camino a través de su cabello desordenado, tirando, agarrándolo y excitándolo de nuevo.

Podía sentirla apretarse, podía sentir cada movimiento de ella. Atraerlo con ella a ese maravilloso final que en muchos sentidos fue solo el comienzo. Esta era, con mucho, su forma favorita de despertarse por la mañana y saludar al día. Sin duda Nejire estaría de acuerdo. No era de extrañar que quisiera que él se quedara a casa con tanta frecuencia.

Se separaron brevemente, sus labios se demoraron, mientras sus movimientos comenzaban a ralentizarse. Ella sonrió con los ojos mirándolo directamente.

Algo golpeó la puerta principal con la fuerza suficiente para hacer vibrar las ventanas de la habitación de Nejire.

"¡Nejire!" La voz de un hombre retumbó, crujiendo y chirriando contra su nervio. La persona ya estaba de los nervios. Quizás si los ignoraran, se irían. Más golpes. Más fuerte esta vez. "¡Nejire!"

Ella dejó de moverse. El color desapareció de su rostro y su excitación persiguió su cola. Una mirada que había visto indicios aparecieron en su rostro, una que odiaba ver, solo que mil veces más expresiva. La expresión que tenía no mostraba signos de que hubiera sonreído antes.