De repente todo da un gran giro en la vida de una simple adolescente de 16 años llamada Blair.
Todo empieza en su primer año de Hogwarts en el cual conoce a un grupo de chicos de los cuales uno logra llamarle la atención por ser distinto a los demá...
El profesor Dumbledore anunció que en menos de 1 hora empezaría la segunda prueba para que los participantes nos preparáramos.
Me levante de las piernas de Mattheo y antes de irme le eche una sonrisa diabólica mientras seguidamente me daba la vuelta y empezaba a caminar hacia las puertas con su mirada fija en mi, cuando de repente James se chocó conmigo. Le sonreí al darme cuenta que así fue la primera vez que cruzamos miradas y le abrace lo más fuerte que pude.
- Hola princesa, ya sabes que me encanta que me abraces pero me estás dejando sin respirar- dijo y una risa salió de sus suaves labios.
- Dime, donde te diriges con tanta prisa - me preguntó
- Voy a mi cuarto para prepararme que en menos de una hora empieza la prueba y necesito estar lista - le dije
- es cierto, como no creo que te vea hasta entonces - dijo - te deseo toda la suerte, enana ten cuidado vale? - me dijo mirándome a los ojos, me abrazó y deposito un beso en mi cabeza.
Después del reencuentro con James rápidamente fui a por el antídoto para reunirme con los elegidos en el lago.
Ya era la hora estábamos todos preparados para cuando Dumbledore diera la señal solo faltaba mattheo
- donde está este maldito idiota - dije susurrando
- Evans! Aquí estoy - dijo mientras se acercaba a mi
- Idiota me puedes decir donde demonios te encontrabas - le dije con un tono molesto
- No es de tu incumbencia cariño- me dijo mientras se tomaba el antídoto
Al verle yo también me lo tomé y no tardo en dar efecto. Los primeros síntomas aparecieron: náuseas, caída de piel, inmovilización de las piernas y cintura.. todo ocurría rápido.
Mire a Mattheo y el asintió con la cabeza dándome a entender que todo estaría bien, y antes de que dieran la señal me dijo
- No te alejes de mi y todo estar bien - dijo mirándome a los ojos con seguridad.
En ese preciso instante Dumbledore hizo sonar la señal y todos nos lanzamos al agua.
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Segui nadando hasta llegar donde se encontraban los chicos a los cuales debíamos devolver a tierra. A cada uno se nos había asignado uno:
Sasha a Fleur
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