Imprevista Vida-Carol Galindo

Último Primer Día

-¡Elia! ¡Elia! ¡Hija!

Abro los ojos y... ¡Joder! Me levanto de una.

-¡Elia, llegarás tarde! me decía mi madre, mientras yo corría para poderme arreglar y estar lista.

Al fin me despedí, y salí de mi casa. En camino, estaba escuchando música, imaginándome cómo sería mi siguiente presentación de danza clásica, era algo qué me apasionaba y qué cuando solo lo pensaba me salía una sonrisa, viendo gente pasar y observando el panorama hasta llegar a mi destino.

Llegué a la escuela, era el primer día de clases de mi último año antes de la universidad. Soy una chica muy determinada, sabía lo que quería y cómo conseguirlo. Estaba muy emocionada y entro con seguridad al edificio.

Buscando a mi mejor amiga, para buscar cuál sería nuestro salón de clases... Pasa... Miro qué baja la mirada y me mira de reojo, ese chico con pecas y anteojos... Mi cara blanca se sonroja, mi sonrisa era evidente con esos hoyuelos y ojos achinados qué me caracterizan cuando sonrió.

-¡Hola Elia! gritan.

Volteo y era Zoe, mi mejor amiga, esa flaquita, alta y con cara morena, segura de ella misma, que amo.

-¡Hola nena! Nos abrazamos y nos ponemos al corriente, y al mismo tiempo buscamos a nuestro grupo de amigos para irnos a clases.

Zoe era una de las personas qué más me hacen reír, uno se encariña fácilmente con ella, y por eso es muy atractiva a los ojos de los chicos, considerando qué también es una chica muy inteligente, yo también soy aplicada en clases pero me distraigo un poco más que ella.

Entramos a clases, estaba feliz de ver a mis compañeros en el salón, y también las pláticas de ingreso a clases de los profesores siendo nosotros los del último año.

De camino a casa, estaba pensando en mi futuro, tenía tantas cosas qué me apasionaban. Pero quería optar por la carrera de diseño de modas.

Llego, entro, y estaban mis hermanos en la sala, mi padre no estaba en casa y mi madre andaba haciendo unos refrigerios, estuvimos platicando de nuestro día.

Me estaba burlando de mi hermana Any, porque era muy chiquita de edad y estatura, le decía qué no iba a crecer y ella me molestaba con qué no era tan buena en todo como ella. Cuando me comentó, qué de regreso a casa se vino con su compañera y su hermano ya qué eran nuestros vecinos, cabe recalcar, qué él chico qué me topé en el pasillo es él, Aidrá.

En la noche, ya en cama, estaba pensando en ese último año de escuela, qué iba a cambiar mi vida por completo y solo sabía qué quería aprovechar el máximo mis estudios y a mis amigos, sobretodo a Zoe. No tenía planeado enamorarme, no perdería tiempo en eso. Esperaba qué todo fuera conforme a todo lo qué yo misma había planeado.