I
Por fin llegamos despues de horas trancurridas en el camión sin hacer nada. Ya es de noche.
-Elena- me paro del incomodo asiento para buscar a mi amiga, mi trasero me duele- ¿Dónde estás?- la busco entre todas las cabezas, pero no la veo por ningún lado.
-Señorita Teresa, vuelva a su asiento- me reprende la <<señorita>> Eva, sin quitar esa maldita sonrisa que me pone los nervios de punta.
-Pero ya me duele mí...- cierro la boca al percatarme de que todos me escuchan, Eva pone los ojos en blanco.
-¿Qué te duele Isa?- Daniel me pregunta con tono burlón, está sentado al otro lado del camión.
-Cállate shank- vuelvo a sentarme para que no pueda notar lo roja que me he puesto.
Aunque dudo mucho que pueda verme, el camión esta apenas iluminado.
*Shank: Termino impropio. Atribuciones a James Dashner escritor de "Correr o morir".
Thomas me mira de reojo y reprime una risita.
<<¿Por qué me he sentado con él?>> me pregunto.
No se si me gusta o solo me atrae un poquito... Demonios... ni yo lo sé. Tal vez, solo lo que me atrae es su forma de vestir y que es buena onda. Porque, su físico no me gusta tanto, su nariz es grande, sus ojos un poco extraños y separados y además se encorva demasiado.
-¿Qué es eso de shank?- pregunta.
Me aclaro la garganta e intento que al hablar mi voz no suene temblorosa.
-Idiota o imbécil- me encojo de hombros-. Es una grosería simplemente.
<<Yo soy una maldita shank, demonios>>
-Bajaran en orden- nos advierte el conductor, cuando frena por completo.
Miro una vez más por la ventana, por todos lados hay árboles, hace un buen rato nos separamos de la carretera o de cualquier otro camino, estamos en medio de la nada y justo enfrente de mi esta Lena y Aidan, mis... ¿Cómo decirlo? ¿Amigos imaginarios?
Así es, teniendo casi dieciséis años de edad, aún tengo amigos imaginarios y por más que intento, no puedo dejarlos ir, son míos y son parte de mí, tanto como yo de ellos.
Ya lo sé, soy rara.
Segundos después todo nos paramos frenéticamente y a pesar de la advertencia bajamos como una estampida. Recibo algunos empujones y pisotones al caminar por el estrecho pasillo, apenas puedo alcanzar mi bolsa que está en unos de los compartimientos del techo, sin poder evitarlo cae sobre la cabeza de Pedro.
-Oye- me mira con el ceño fruncido.
-Perdón-me sale una voz aguda y continuo mi camino entre risas.
Una vez abajo me echo la bolsa al hombro y miro alrededor- no veo nada, más que árboles-, todos bajan sus maletas, así que yo voy a buscar las mías.
Eva nos espera con las manos en las caderas. No es fea, más no es un amor, tendrá unos 24 años.
-Como podrán darse cuenta en un momento- comienza a decir-, aquí no tienen señal, eso implica que no tendrán internet, no recibirán llamadas ni mensajes y mucho menos podrán mandarlos.
Mientras que algunos compañeros sueltan quejas y gritos de disgusto yo continúo callada y observando, no me importa en lo más mínimo, les dedico una pequeña sonrisa a mis amigos, invisibles a los ojos de los demás.
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Oscura miseria 1° *El comienzo*
FantasyUno... Dos... Tres. Tres segundos bastaron para que decidieran enviarme lejos. Tres segundos bastaron para que me derrumbara entre el escombro, la ceniza y... La muerte. Me derrumbe como un edificio ante un terremoto. No soporte más de tres segundos...