Capítulo 4

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"Hoy hablé con el capitán, dijo que si seguía desempeñandome de esta manera, me daría un puesto más alto. Para muchos sería una gran noticia, en algún punto creo que para mí también lo es, pero una parte de mí está muy preocupada por lo que se avecina. Aún no se lo he dicho a nadie, quizá encuentren a alguien más apto para el puesto. Alguien que no tema morir.

Alex."

Aún no entendía por qué era necesario que yo esté en ese lugar, se supone que los "nuevos" o "capturados" eran una especie de asunto militar. Nadie más que ellos y los médicos podían verlos. Muy pocas veces han traído gemte del exterior, y las veces que lo han hecho, se determinó que amenazaban el bienestar de nuestra comunidad, por lo que fueron eliminados. Se supone que los civiles no podemos saber esta información, pero es una virtud por tener un mejor amigo en la BR.

Al ingresar en el hospital, Paul se dirigió hacia el Peters. Estuvieron hablando un buen rato y cada tanto me echaban miradas muy serias.

-Emma, ven aquí por favor -Paul me llamó desde el rincón donde hablaba con su compañero.

-Señorita Sanders, es un placer -tiende su mano izquierda para estrechar la mía.

-Si no le molesta, General, prefiero estrechar su mano derecha - El rostro de Peters estuvo a punto de sonrojarse, pero sus duras facciones no se lo permitieron.

-Oh, lo siento. Es la costumbre.

-No se preocupe, no es algo que a mi me incomode, es que en general les da impresión. En fin, es un placer -estrechamos nuestras manos, Peters mirándome intensamente a los ojos. -Y bien, ¿qué hago aquí?

-Le comente a Paul que sería buena idea que ayudes a este chico.

-¿A...?

-A vivir con nosotros. Queremos que se acostumbre al lugar, a las personas, y a las reglas. Aún debo hacerle algunas preguntas, pero, si determinamos que puede quedarse, quiero que tu lo asistas. Si no mal recuerdo, eres la única persona que vivió lo que él, y también tuviste en quien apoyarte -dio una mirada significativa a Paul.

-Lo siento, no creo poder hacerlo.

-Em, se que socializar no es tu fuerte, pero deberías intentarlo. Solo tu sabes cómo te sentiste cuando llegaste aquí el primer día, y lo duro que fueron los demás días. Yo te ayudaré si es necesario.

-¿Por qué todos hablan como si me conocieran? Escucha Paul, soy una persona muy sociable, pero no me gustan los desconocidos, mucho menos hacer de niñera.

-Oh si -Paul rueda los ojos, evidentemente harto de mi actitud -eres tan sociable que soy tu único amigo aquí.

-¡Porque todos son desconocidos! Y no tengo la necesidad  de conocerlos, ni entabl-r conversacion alguna con nadie. Así que si me diculpan, tengo trabajo que hacer.

Apenas di tres pasos cuando Paul me detuvo. Aun en su lugar, podía ver a Peters recargado contra la pared, con los brazos cruzados, mirándonos interesado.

-Emma, debes dejar de huir de las cosas. Afronta de una vez las responsabilidades que tienes, no puedes vivir toda tu vida en ese jardín, aislada del mundo.

-Estoy aislada del mundo desde el momento en que él dejo de existir -respiro profundo para mantenerme calmada -sabes  lo difícil que se me hace confiar en la gente luego de todo lo que tuve que vivir. Es injusto que seas tu quien me diga todas estas cosas. 

-Escucha. Solo te pediré que entres ahí por las buenas.

-Sabes que me gustan más las malas -ambos nos miramos desafiantes.

El Diario de Alex  ¿quién eres realmente?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora