1. Tarjeta

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Yami observó en silencio a su compañero, recostado contra el escritorio de la habitación. El de ojos amatistas estaba sentado en su cama, rodeado de cartulina color rojo, recortes de la misma, y un par de tijeras.

Los ojos mezclados de amatista y rojizo siguieron los movimientos repetitivos de las manos del menor, concentrado en su tarea, aunque de vez en cuando se desviaban y subían hasta los hermosos ojos amatistas del chico. La expresión de Yugi era bastante neutra, no había ni un asomo de sonrisa en sus labios rosados, pero tampoco había molestia o aburrimiento; los ojos morados, sin embargo, nunca dejarían de ser una de las cosas de las que Yami podría pasar horas mirando sin cansarse.

— ¿Qué estás haciendo? —la voz suave del estudiante rompió el largo silencio que se había instalado entre ellos, sacando a Yami de su mudo contemplamiento.

¿Uh? —solamente murmuró el contrario de vuelta, sin entender a qué venía la pregunta. Literalmente no estaba haciendo nada.

—Llevas allí un buen rato —declaró Yugi, sin apartar los ojos de su trabajo — ¿Por qué no vienes a sentarte conmigo?

No quiero interrumpir en tus deberes —a pesar de su excusa, Yami se encontró caminando hacia la cama. Ni siquiera había sido una solicitud o un reclamo, solo una pregunta inocente, pero Yami quería cumplir cualquier cosa que su luz pidiera de él.

—No interrumpes, no necesito concentrarme demasiado en esto de todos modos —Yugi suspiró, dejando la figura de cartulina a un lado para mirar a su yami por primera vez en lo que se sentía como horas. El espíritu se sentó en la cama bajo su mirada, acercándose solo un poco a su protegido, lo que se ganó una pequeña sonrisa del menor.

Yami seguramente se demoró más de lo que se consideraría normal, admirando esa sonrisa.

La sutil inclinación de labios persistió en la pequeña boca de Yugi, aun cuando este bajó la mirada de vuelta a su trabajo —si quieres preguntarme algo, sabes que puedes hacerlo —mencionó casualmente.

El oji-vino hizo una ligera mueca, moviendo sus ojos hacia los recortes de cartulina a un lado de su compañero. Tocó uno con su mano, claro que este no sufrió ningún cambio.

Había pocas cosas por las que Yami odiaba ser un espíritu incorpóreo. Entre las primeras razones, luego de que Yugi no pudiera sentir su toque como el de cualquier otra persona a menos que estuviesen dentro del rompecabezas, estaba el no poder ayudar a su luz ni en los quehaceres más básicos de su día a día, como preparar sus útiles para la escuela o atender la tienda para ayudar al abuelo.

¿Sobre qué trata el evento que celebran mañana?

Yugi lanzó una momentánea sonrisa más amplia, al saber que finalmente podían iniciar una larga conversación.

Siendo un chico tímido y generalmente marginado en la escuela, Yugi se había acostumbrado muy fácil al silencio, pero desde que se había conocido con Yami, eso había terminado. A Yugi le encantaba charlar con su yami, de lo que fuera... ¿o tal vez era que le encantaba el sonido de su voz?

— "San Valentín" es una celebración a los sentimientos de amor en general —inició —en otras partes del mundo se llama "Día del Amor y la Amistad" hasta donde sé —Yugi levantó, de una pila ordenada a su lado derecho, una de las figuras que había recortado —estas son para tarjetas de San Valentín, la gente escribe un mensaje corto y bonito para entregárselo a alguien que quiere o ama —un dedo delineó la silueta plegada —esta imagen de corazón es un símbolo de amor en casi cualquier parte del mundo.

Yugi, Jou y Honda habían aceptado ayudar a Anzu a preparar esas tarjetas de San Valentín en blanco. Los representantes de cada clase debían entregar una cantidad específica de ellas mañana a primera hora, para algún tipo de evento que iba a hacer la escuela.

14 Flechas de San Valentín 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora