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Siempre me gusto escribir.

Solía tener muchísimas ideas para historias de todo tipo, me encantaba escribir novelas y todo el proceso de producción de portada y personajes que eso llevaba.

Cuando me sentía triste escribía poemas y hojas enteras quejandome de mis problemas y existencia.
Era algo que podía calmar mis sentimientos de una manera saludable y podía compartir con otras personas que querían entender como me sentía.
Pero alguien me lo arrebató. Mis imaginación, inocencia, diversión.
Otra vez, como si no mereciera nada bueno en mi vida, alguien volvió de aquel refugio seguro, un mar de confusión y miedo.
Altero completamente mis sentimientos y plantó el terror de que alguien equivocado vaya a leerlo y en vez de querer comprenderme, me castigue por sentir lo que sentía en ese momento.

Y así viví por años no sabiendo como expresarme de manera saludable por lo que acudía a drogas y autolesión, un pasaje gratis a terapia.
Después de unos 5 años, casi 3 de terapia, estoy volviendo a intentar desahogarme sin dañarme a mi misma.

Merezco ser feliz y expresarme como cualquier otra persona sana.

lolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora