ㅡ 0 1 ㅡ

1.7K 228 93
                                    

Unos suaves toques resonaron sobre la mesa, despertando de su ensoñación a un pelinegro con la cabeza metida entre tantos papeles, quien al levantar la mirada se encontró con una sonrisa felina.

Elevó una ceja, sin ánimos de lidiar con el hombre enfundado en un elegante traje frente a él, los costosos lentes de sol deslizándose con gracia sobre la respingada nariz.

ㅡ Lamento interrumpir tu descanso, pero se niega a decir algo si no estás tú.

El pelinegro gruñó, masajeando su entrecejo, repitiéndose como un mantra que su día no podía empeorar.

ㅡ ¿Quién está con él?

El hombre albino esperó pacientemente que el joven del chaleco azul se levantara para guiarlo por el camino que ambos conocían de memoria, un movimiento gracioso de mano acompañó su tranquila voz.

ㅡ Choso.

Ninguno de los hombres volvió a hablar, solo se limitaron a llegar hasta uno de los grandes ventanales en el pasillo, posicionandose frente a esta.

El pelinegro paseó su mirada a través del cristal, un hombre con las muñecas esposadas sobre la mesa sonreía con todo y dientes del otro lado, uno de sus compañeros, Choso, sentado frente a él, interrogandolo, al parecer, sin éxito.

Vamos a pasar.

Anunció el de lentes, abriendo con lentitud la puerta, adentrándose con su elegancia característica a la sala de interrogaciones, seguido por el más joven.

Lo primero con lo que desgraciadamente los cristales oceánicos chocaron fue con esa flameante mirada sobre él, recorriendo con descaro su persona, esos orbes le dejaban en claro una cosa, se estaba deleitando con su presencia, apretó los labios al verlo acomodarse con galanteria en la silla a pesar de estar esposado.

Aplaudía su audacia, sin embargo, él no tenía el tiempo ㅡni la pacienciaㅡ para perder con ese idiota.

ㅡ ¿Qué pretendes al entregarte y luego negarte a decir palabra alguna?

Directo al grano, justo como le gustaba al hombre del cabello rosa palo, sonrió lleno de coquetería y, landeando el rostro, estiró las manos al frente, presentándolas al joven agente.

ㅡ Pretendía volver a verte.

Los orbes marinos se iluminaron en indignación, el mismo hombre que dos meses atrás le disparó en la pierna durante una persecución, estaba ahí, frente a él, esposado y coqueteandole abiertamente frente a sus compañeros.
Retuvo sus ganas de golpearlo hasta la inconsciencia, inhalando y exhalando con calma, estaba acostumbrado a lidiar con imbéciles de ese calibre, se repetía, aunque no era del todo cierto.
Ningún criminal le había tratado con tanto descaro antes.

ㅡ ¿Por qué?

La pregunta fluyó en un descuido, alcanzando incluso a los hombres trajeados a sus costados, ninguno parecía tener la intención de meterse en la conversación, solo estaban ahí, cotilleando.

ㅡ Soy débil ante ojos bonitos.

La carcajada que resonó detrás hizo al pelinegro girarse, Gojo se estaba sujetando los lentes sin dejar de reír, para el albino, ese tipo parecía un idiota y actuaba igual a uno, pero era tan divertido ver como se descomponia el rostro de Megumi por el atrevimiento de ese pelirosa.

B u l l e t p r o o f  ||  SukuFushi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora