Megumi era consciente de los errores que ha cometido en el pasado, uno tras otro.
Como la primera misión a la que fue asignado, Satoru Gojo siendo su compañero, el caso era sencillo, solo debían colarse a una fiesta en específica y capturar a vendedores de drogas en plena acción, piezas que llevarían a algo más grande.
Pero las cosas siempre salen mal para Megumi, principalmente si Satoru está junto a él.
Lo supo cuándo la fiesta se volvió oscura, ya no solo eran drogas, la fiesta se trataba de una pantalla.
Una pantalla para que los peces gordos que buscaban se reunieran en las habitaciones privadas, teniendo su propia fiesta, guardias armados hasta los dientes y con órdenes claras de no dejar pasar a nadie.
Megumi se percató rápido de que las cosas no estaban yendo conforme al plan, que había algo más que simples vendedores ahí.
Y sus sospechas solo se confirmaron cuando notó a las mujeres y hombres finamente arreglados ir arriba acompañados de guardias.
Está demás decir que Satoru y él terminaron colados en la fiesta privada.
Y está demás decir que las cosas no salieron bien cuando uno de los viejos trató de manosearlo.
La fiesta terminó en un caos cuando el primer disparo resonó y luego, frente a sus superiores indignados, Satoru tomó toda la responsabilidad para protegerlo.
Tiene errores y errores para contar, pero ninguno es tan grave como el que le está robando el aliento ahora contra las sábanas.
Una falta terrible a su ética profesional, a su propia persona, y Megumi jura que se repudiaria por eso sí los labios habilidosos no estuvieran sobre su cuello, succionando y mordiendo la piel sensible, su camisa a medio abrir, permite que dedos traviesos pinten sobre sus clavículas.
Un agarre de hierro, firme y fuerte sobre su cintura, manteniendolo quieto bajo el cuerpo tatuado que lo envuelve, Sukuna sonríe sobre su maltrada piel, puede sentirlo, arrogante, poderoso.
El arma olvidada en algún punto de la mullida alfombra junto a la cordura, las manos se enredan en las hebras rosas, tirando del hombre hacía arriba.
Megumi roza sus labios contra la comisura de Ryomen y ríe cuándo este lo toma, desesperado, hambriento.ㅡ Está jugando sucio, agente. ㅡ Muerde el hombre tatuado sobre la boca del pelinegro. No dura mucho sin que la camisa de Megumi esté fuera, exponiendo el blanquecino pecho, Ryomen relame sus labios ante la vista.
Vuelve a inclinarse sobre el pelinegro, el regor de rezos tomandose su tiempo en degustar y marcar la piel con suaves succiones, rodea los botones y los ignora, aún cuándo los gimoteos de Megumi llaman en queja.
Ryomen admira su obra, la lechosa piel ahora cubierta de ambrosia y marcas carmín, complacido, desliza las manos por la curvatura de la cintura del agente.
El pelirosa se ahoga en sus bromas cuando ve las caderas elevarse con sumisión y los pómulos teñidos de un rojizo celestial, temiendo romper la intimidad y la confianza del momento.
En su lugar, se ocupa de deshacerse del cinturón y los pantalones del desastre que es Megumi, sonriendo por como este tiembla al sentir los nudillos rozar su piel.
Las manos de Ryomen caen a los muslos del sensible pelinegro, acariciando y amasando con devoción hasta que es interrumpido por Megumi, quién decide recuperar el poder, empujando al otro por los hombros hasta voltearlo.
ㅡ ¿El lobo se cansó de ser cazado? ㅡ Exhala Ryomen en una risa, sin aliento, cuando el zafiro sube ahorcadas sobre su regazo.
Orbes ardiendo en deseo junto a corazones sedientos de este, chocan y amenazan con explotar en el más ardiente de los incendios.
ㅡ Oh, dulce agente. ㅡ Tararea el pecador mayor, permitiendo que le retiren la camiseta. ㅡ ¿Desesperado?
Megumi niega con la cabeza, una imperceptible sonrisa sobre sus labios mientras su mirada recorre el pecho y abdomen ahora expuestos, repentinamente fascinado por los trazos de petróleo que manchan la piel bronceada.
ㅡ ¿Nunca sabes cuándo callarte? ㅡ Luego de tanto silencio, Megumi se digna a bendecir al pelirosa con su voz más baja, algo ronca y tan seductiva como en sus sueños.
Los brazos marcados rodean la cintura y tiran del pelinegro hacía su pecho, sus labios rozando.
ㅡ No, cuando se trata de ti nunca sé cuando callarme. ㅡ Se confiesa el criminal y el agente solo niega, envolviendo la boca del hombre bajo él con la suya.
Los problemas ni las preocupaciones llegarían entre besos y sábanas revueltas esa noche.
▪ ▪ ▪
Ryomen despertó en la cama desecha y fría, su corazón cayendo al notar el vacio a su lado, solo el fantasma del recuerdo yaciendo entre sus brazos.
Megumi lo había dejado solo.
El hombre gruñé, abrazando la almohada que aún conserva el olor del shampoo de manzana del pelinegro en él.
No quiere levantarse, se niega rotundamente, quiere que el orgulloso agente vuelva y le dé la cara, la misma que tan solo ayer regó de besos.
Con el recuerdo, Sukuna sonríe, cierra los ojos y sin mucho esfuerzo puede volver a sentir las suaves manos acariciar su cuerpo, los suspiros chocando contra su oído y las uñas clavarse en sus hombros.
Él podría acostumbrarse a pasar más noches así junto al pelinegro.
ㅡ Muévete, son más de las once del día. ㅡ Escucha en algún punto de su ensoñación, con pereza y fingiendo que no estaba fantaseando con el joven hombre ahora de pie junto a la puerta, Ryomen abre los ojos, sonriendo al ver la cara rabiosa y los pómulos ligeramente sonrojados.
ㅡ¿No tendré mi beso de buenos días? ㅡ Prueba suerte Sukuna, enderezandose entre las sábanas sin apartar la mirada de los tormentosos lagos.
Pero por supuesto que es mucho pedir, lo máximo que Sukuna recibe es un bufido molesto y un portazo antes de volver a quedar solo.
Mas en lugar de estar afectado, el pelirosa suelta una carcajada desde la cama, detectando la vergüenza que rodea y consume al bonito agente.
Y Megumi la escucha retumbar, sus orejas y mejillas encendidas a rojo vivo mientras trata de mantener la compostura.
En definitiva, de todos los errores que Megumi ha cometido a lo largo de su carrera, Ryomen Sukuna es el peor error de todos.
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B u l l e t p r o o f || SukuFushi
FanfikceA Megumi le encantaría ser aprueba de balas. Principalmente de aquella bala grabada a fuego con nombre y apellido que apuntaba directo a su pecho. . . . ー Ryomen Sukuna x Megumi Fushiguro (Jujutsu Kaisen). ㅡ ShortFic. Actualizaciones lentas. ㅡ Crédi...