–¡FUERA DE AQUI!–
Esas fueron las ultimas palabras que escucho Jun por parte de su padrastro antes de salir corriendo de su casa ¿A donde va con exactitud? Ni siquiera el mismo lo sabe.
Camina hasta una cafeteria, compra un cupcake de chocolate para llevar y comienza a deambular hasta llegar a un parque que tenia un pequeño jardín; solitario, florito y tranquilo, casi parecia sacado de una pintura, este quedaba un poco apartado al lugar donde se ubicaba el concurrido parque donde se la pasaban corriendo y gritando los niños que venian a divertirse despúes de la escuela.
Llega a dicho jardin y se sienta en un banco de piedra que estaba cerca de una gran fuente que estaba en el centro del jardin; saca la caja con el cupcake que habia guardado, la abre, le agrega una pequeña vela morada que tenia en uno de los bolsillos de su bolso y comienza a observar su pequeño "pastel" improvisado.
Hoy era su cumpleaños nro. 19, pero no estaba emocionado y mucho menos feliz. Por más extraño que parezca, era la segunda vez en su vida que soplaba una velita de cumpleaños y aunque por más ganas que tenia de hacerlo, al mismo tiempo, le daba miedo la idea de que ocurriera algo parecido a lo sucedido hace 10 años atrás.
–¡OPPA!– grita una voz infantil a espaldas del chico– ¿Por qué tiene esa cara? ¿Está triste?–
Jun voltea en busca de la voz que le estaba hablando y ve a lo lejos a una personita sentada bajo un árbol no muy lejano a donde se encontraba. Era una niña que, para él, no se veia mayor de 8 años, ella estaba vestida con un largo vestido rosa pastel que le cubría los pies y su cabello negro recogido con una trenza que le llegaba un poco más a bajo del pecho.–Un poco– respondio mientras se volteaba para quedar de frente a la niña– ¿Cómo te llamas pequeña? Acercate.
–No puedo hacerlo ¿Podria sentarse conmigo? Me siento sola–
–...Esta bien–
Aunque extrañado por las palabras de la niña, la curiosidad le gano y se diriguio a paso tímido al árbol donde se encontraba para sentarse junto a ella.
–Oppa ¿Por qué está triste?– Pregunto con aires de curiosidad.
–Es que hoy es mi cumpleaños, pero nadie lo recordó...–
-¿En serio? Feliz cumpleaños oppa- dijo mientras sonreia.
–Gracias...–
Hubo un silencio, un tanto incomodo entre ambos, ella miraba las nubes como si estuviera buscando algo pero que por más que lo hiciera, no lo encontraba, y el la veia de pies a cabeza tratando de descifrar cual era la razón por la cual, al estar sentado a su lado, habia un ambiente que le causaba un sentimiento muy extraño de tristeza.
Así estuvieron varios minutos, hasta que Jun rompió el silencio con una pregunta que se llevaba haciendo desde que comenzaron a hablar.
–¿Qué eres?–
–¿Ah?– Pregunto distraída con las hormigas que caminaban por el tronco del árbol.
–¿Eres un fantasma?– Preguntó un poco asustado.
–Lo notaste... pero no tienes que asustarte, no puedo hacerte daño... ni siquiera puedo moverme de este lugar–
–¿Por qué?– pregunto un poco más tranquilo– ¿Qué te paso? ¿Qué te hicieron?–
–Eso fue hace mucho tiempo- respondio mirando sus piernas– Hace 30, 40 o 50 años, no estoy muy segura en realidad, deje de contar hace mucho tiempo. Me llamo Adrinett Morgan, tengo 9 años y perdí mis piernas cuando tenia 7 por un accidente– Levanto un poco su vestido para dejar ver que carecia de extremidades inferiores –Un día mi madre me levanto muy temprano, como las 3 de la mañana y me dijo que iriamos a dar un paseo; me vistio y arreglo, pero extrañamente no me sento en mi silla de ruedas sino que me cargo en su espalda y empezó a caminar.
Por más que le hable, ella me ignoro hasta llegar a este lugar, antes no había ningún parque y era algo más parecido a un pequeño bosque; dijo que estaba cansada, entonces, nos sentamos aquí, y después de hablar un rato me dijo que iría a buscar unas cosas y volvería por mi... pero nunca lo hizo–Sorprendido y triste por la dolorosa historia de la niña aprovecho para hacerle unas preguntas –¿Cuantos días estuviste aquí?–
–¿Viva o muerta?– pregunto con frialdad mientras jugaba con sus manos –Estuve viva 3 días, pero mi cuerpo estuvo aquí al rededor de 1 mes hasta que un abuelito me encontró mientras buscaba algo para comer–
–¿Por qué crees que te hizo esto?–
–Mamá no me queria mucho– respondió al instante – despúes del accidente papá nos dejo solas y creo que pensó que era mi culpa...–
–¿Por qué sigues aquí?– Pregunto casi al borde de las lágrimas.
–Quería contarle a alguien, pero me costo mucho encontrar a alguien que pudiera verme... Y no huyera al instante– volteo su cabeza y lo miro a los ojos –Gracias...–
–¿Ya te vas?–
–Si, al fin cumplí lo ultimo que quería. Adiós.–
–Adiós niña, asegurate de reencarnar y vivir bien– Dijo mientras se despedía con la mano.
Adrinette desapareció en medio de una nube de humo mientras sonreía mirando a baekho, el único humano capaz de verla y no salir corriendo al instante.
Después de estar distraído escuchando a la pequeña Adrinette, se levanto y volvió al mismo lugar de antes; solo, frente a una fuente y con un cupcake entre sus manos.
Decidido en acabar con ese momento y asi poder levantarse e ir al instituto como si fuera un día cualquiera, saco una caja de fósforos de su bolso y encendió la vela del pastel. La miro fijamente por unos instantes y luego cerro sus ojos y para pedir un deseo.
"Deseo conseguir un trabajo e irme de la casa... Y una novia si no es mucho pedir"
Después de eso abrió sus ojos, apago la velita y comenzó a reir en voz baja por haber pedido un deseo -eso es para niños- pensó.
-¿Tu me llamaste?- escucho una voz desconocida que le hablaba a sus espaldas.
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¿Desconocidos?
FantasyJun llega a un parque después de pelear con un familiar y allí conoce a una mujer desconocida... O eso piensa.