𝘓𝘶𝘻 𝘥𝘦 𝘭𝘶𝘯𝘢 ▶

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En plena madrugada, la sed se hacía presente interrumpiendo tu descanso. Según recordabas sobró jugo de la cena. Finalmente decidiste levantarte, intentando no despertar a los chicos a la vez que atravesabas por los futones. Fue ahí cuando notaste que Tsukishima no se encontraba ahí.

Llegaste a la cocina, había una puerta corrediza en frente de esta que daba salida a un pequeño patio cubierto de pasto. Un escalofrío se hizo presente en tu columna antes de reconocer esa cabellera rubia de aquel chico que contemplaba el cielo estrellado.

 Un escalofrío se hizo presente en tu columna antes de reconocer esa cabellera rubia de aquel chico que contemplaba el cielo estrellado

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"¿Tsukki?" murmuraste para ti misma. Un millón de dudas llegaban de golpe

Tal vez no puede dormir
¿Estará cómodo aquí?
¿Debería dejarlo solo?
Seguro no me ha notado y puede que lo moleste
Pero se ve tan sereno

Aunque esos eran los pensamientos, a cada paso que dabas estabas aun más cerca de la puerta. Unos segundos bastaron para sentir tu presencia sin dar un paso más. Su mirada no era de asombro completamente, era distinta.

─ No debería darle tanta importancia ─ hablaba el rubio a sus pensamientos ─ Todos somos amigos, incluso ella misma lo ha dicho ¿por qué tendría que verla de otra forma?
Claro que los raros momentos en que nos abraza son refrescantes, pero, seguro es porque no estoy acostumbrado a eso, deber ser.

Tomaba ligeros mechones a su cabello, como si estos les dieran una respuesta a sus pensamientos bajo la luna. De repente sintió un apenas impulso por desviar la mirada hacia la puerta, topándose con la mirada de la chica que no estaba seguro desearía ver en ese momento.

Kei agradecía en parte que la distancia no fuese tan corta entre ellos pues no sabía con exactitud qué tipo de rostro tenía ahora, además ¿cuánto tiempo llevabas ahí? Tampoco supo si el hecho que regresaras a la habitación le aliviaba o solo 'le puso los pies en la tierra', bueno, después de todo seguro no imaginabas todo lo que pasaba en su mente.

─ Sería mejor dejarlo pasar, eso creo.

Una manera de olvidarse de esa inquietud, de nuevo miraba al paisaje frente a él pensando en una solución. Un suspiro ahogado salió de sus labios a sentir la tela de una frazada cubriéndole la espalda y hombros. Ahí estabas de nuevo, ahora más cerca que antes.

─ Lo siento ─ sonreíste ─ Te veías muy tranquilo antes, pero sería una lástima que te enfermaras.

─ No hace tanto frio aquí de todos modos.

Respondió, de alguna manera evitaba mirarte directamente a los ojos hasta que finalmente lo intentó, teniendo contacto visual palmeó el suelo a su lado, invitándote a sentarte junto a él.

Pasaron un rato en completo silencio, jamás fue incomodo, pero finalmente hablaste.

─ Um ¿está todo bien?

─ ¿Mhm? Si, solo... no podía dormir, es todo.

El hecho que no pueda dormir no significa que no tenga sueño, eso pensó. A la vez que se estiraba en su lugar y estiraba sus brazos, aprovechó para recostarse en el pasto; no llevaba mucho tiempo afuera, pero se sentía cansado.

─ ¿Tú no tienes sueño? ─ preguntó con un brazo bajo su nuca y el otro aún sobre su pecho

─ Solo un poco ─ respondiste contagiándole una diminuta sonrisa

─ Ven aquí, o te dolerá la espalda.

Extendió los brazos hacia a ti para atraerte aún más, dejando reposar tu cabeza en su pecho además palmeado tu hombro. Quizá eso te confundió, pero no descartarías el pensamiento de que Tsukishima solo necesitaba un abrazo y como siempre, no era muy bueno pidiéndolo.

‹‹ Tal vez te quiera más de lo que pienso ››

No sería extraño que ninguno de los dos no notara en qué momento se quedaron completamente dormidos.

𝑳𝒂 𝒉𝒊𝒋𝒂 𝒅𝒆𝒍 𝒆𝒏𝒕𝒓𝒆𝒏𝒂𝒅𝒐𝒓 𝑼𝒌𝒂𝒊 // 𝖧𝖺𝗂𝗄𝗒𝗎𝗎!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora