-C A P 19

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Un mes después:
Enero:

Millie Clark.

La universidad había comenzado, sin embargo siempre iba al hospital a ver a Steve.

Fue difícil sobrellevar la muerte de mí padre y el coma de Steve.

Mí madre había decidido quedarse en casa a vivir otra vez.

Extrañaba tanto a Steve.

Extrañaba su olor.

Extrañaba su sarcasmo.

Extrañaba su voz.

Sus caricias.

Sus besos.

Pero no había nada que yo pudiera hacer más que esperar por el.

Salí de la universidad y me dirigí al hospital.

Al llegar la enfermera que estaba encargada de Steve me recibió con la máxima calidez .

Venía cada Fin de semana.

Los doctores decían que debía mencionarle y contarle momentos felices.

Solo así el podría mantenerse consciente en lo profundo de su ser.

— Hola, mí amor.—  susurré dándole un beso en la frente.

— Te extraño cada día más, despierta ya , por favor.

Busque en mis bolsillos lo que había comprado de camino al hospital.

— He comprado esto para ambos, quiero que cuando despiertes lo uses todo el tiempo— dije poniéndole el brazalete con una media luna colgando mientras que el mío tenía el sol, uniéndose tales creaban un eclipse—

Eso éramos Steve y yo .

El me adornaba con su oscuridad y yo a él con mí luz.

"Hasta la flor más brillante puede nacer de las sombras y aún seguirá siendo hermosa "

Estoy estudiando para ser una psicologa, Steve.

Tendrías que estar estudiando justo ahora pero estas postrado en esta camilla... Por mí culpa.

— Pero bien— limpie una lágrima que yo había derramado— estoy aquí para hacerte sentir feliz, lo que estoy a Punto de contarte me lo he pensado y he llegado a la conclusión que voy a hacerlo, cuando despiertes no me molestes mucho con eso— bromee—

— Bueno... El día que nos quedamos fuera de clases en la cafetería, cuando tiraste de mí hacia los baños para escondernos del director... Bueno en la pocision tan comprometedora en la que estábamos me sentí un poco tensa, y yo.... Quise besarte...

Entrecerre los ojos y me alivio el hecho de que tal vez no me había escuchado.

Estaba atardeciendo ya y debía volver a casa.

— Veo el atardecer todos los días, los veo por ti.

Dicho eso salí del hospital.

Me dirigí a ver el atardecer, al caer la noche llegue a mí casa.

Mí madre había cocinado pasta, estaba hambrienta.

Nos sentamos en la mesa desde que pasó el incidente de Steve ella había estado un poco incómoda conmigo y culpando sé por el hecho de haberme llevado a Italia.

Amame tal como soy ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora