―Hora de la acción ―leyó Dumbledore.
Aquella tarde fue lenta.
Tanto Albus como Ara querían destruir es espejo. Dana, Rose y Scorpius no sabían que decir, ellos creían que sí había que destruir el espejo. Los exámenes estaban cada vez más cerca, y Albus se la pasaba estudiando con Scorpius.
―Bueno, al menos se preocupan de sus notas ―observó
Pero el día de los exámenes llegó y Scorpius y Rose parecían que iban a ser la nota más alta.. en todos los exámenes. Sin embargo, en el examen de pociones, Albus, Dana y Ara hicieron una de las mejores pociones del curso.
Al salir, Albus se acercó a sus amigos.
―Hola, chicos ―los saludó.
Dana, Rose y Ara compartieron una mirada similar.
―¿Qué pasa, Al? ―Dana murmuró, preocupada.
―Tenemos que hablar, todos, en privado ―contestó Albus, evadiendo la pregunta.
―Esto huele a peligro ―susurró Lyra.
Dana se encogió de hombros y los cuatro siguieron a Albus hasta el patio. Albus estaba pálido, se mordía el labio frecuentemente. Cuando los cinco se sentaron en el pasto, Albus tomó la palabra:
―Tenemos que encontrar y destruir ese espejo ―explicó con simpleza―. Si no lo hacemos, lo más probable es que sea robado y utilizado por alguien más.
Ara asintió con la cabeza.
―Esta noche, sí o sí ―ordenó Rose alzando su barbilla.
―Tu hija es buena líder, Weasley ―alagó Roseanne, mirando fijamente a Ron.
El resto del día, Dana, Rose y Ara se juntaron en su habitación para planear bien la búsqueda. Ara les explicó que suponía que el espejo estaba en donde alguna vez estuvo la piedra filosofal.
Harry compartió una mirada preocupada con Ron y Hermione.
―Hay que decirles a Albus y Scorpius ―comentó Ara.
Dana y Rose asintieron con la cabeza y las tres chicas salieron de la habitación. Al llegar a la sala común en sí, Dana y Rose se sentaron, y Ara fue en busca de Albus y Scorpius.
Cuando los cinco estuvieron en los sillones, Ara les explicó a los chicos su plan. Ellos solo asintieron con la cabeza. Así que, acorde al plan, a la media noche Albus, Scorpius, Dana, Rose y Ara se juntaron, y Albus sacó su capa invisible y los cubrió a todos.
―Esa cosa sirve de mucho ―opinó Sirius.
―Tú nos guías, Ara ―pidió Scorpius.
Ara asintió con su cabeza y susurró las indicaciones.
―Aquí es. ―Ara señaló una puerta y lanzó el hechizo correspondiente para abrir la puerta―. Vamos.
A decir verdad, Albus deseó no morir ese día. El salón esta oscuro, así que Rose conjuró una luz. A lo lejos vieron una trampilla, y Ara fue la primera en acercarse.
De pronto, un monstruo raro apareció de la nada, y Ara sacó de su bolsillo un bolígrafo. Alto ahí... ¿Por qué Ara Nosferatu tiene una espada en el bolsillo?
―¿Una espada? ¿No era un bolígrafo? ―se interesó Harry.
―Me he enfrentado a miles como tú ―siseó Ara,
―Esto es cada vez más raro ―susurró Ron.
atravesando al bicho raro con su espada. Un polvo dorado apareció al momento en el que el bicho desapareció―. Vamos, tenemos que destruir ese espejo.
La mirada de Ara hacía que se dieran cuenta de lo decidida que estaba. Sus amigos no dijeron nada sobre lo que acababa de pasar, y llegaron a la segunda prueba.
Había una puerta y un pozo.
De pronto, una idea cruzó la cabeza de Albus.
―La llave, la llave está en el pozo...
―¿No se va a lanzar, o sí? ―dijo Ginny con la voz ligeramente temblorosa.
―Albus miró el pozo, pensando en un buen hechizo que podría usar. Sacó su varita ya con una idea―: ¡Accio llave!
―Inteligente ―sonrió Ginny―. De seguro lo sacó de mí.
Harry rodó sus ojos.
En menos de cinco segundos, Albus ya tenía la llave en sus manos.
―Mi sobrino es poderoso ―sonrió Roseanne, feliz―. De seguro lo sacó de Ginny, porque tú de poderoso no tienes ni las pestañas, Harry.
Ginny asintió con su cabeza.
―Que inteligente, Al ―lo alabó Rose.
Albus se sonrojó ligeramente e hizo un movimiento de mano, restándole importancia.
Albus pensaba que habrían más pruebas, pero no. Después de cruzar la puerta llegaron a algo parecido a un salón. De pronto, Scorpius y Ara desaparecieron de la nada,
―¿Cómo? ¿No que no se podía aparecer en los terrenos de Hogwarts? ―indagó McGonagall, confundida.
dejando a Dana, Rose y Albus solos.
―¿Y Ara, y Scor? ―preguntó Rose alzando la voz.
Una voz ajena recorrió el lugar:
Los herederos de los tres grandes... Sus amigos fueron llevados fuera de este lugar; solo uno de ustedes podrá vencerme.
Nadie entendía nada.
Dana hizo una mueca.
―Emm... ¿Quién es usted? ―preguntó Dana mirando al ser que acababa de aparecer.
―Oh, Dana Malfoy, pensé que eras más inteligente ―se burló el hombre―. Soy Andrew y seré quien reviva a Lord Voldemort.
Muchos se miraron entre ellos con terror.
―Por favor que lo detengan ―susurró Harry, más pálido de lo normal.
Los tres chicos compartieron una mirada aterrada. Sin embargo Dana dio un paso al frente, y usando su varita, atrajo hacia ella el espejo.
―¿Qué crees que haces, Dana Valentina? ―siseó Andrew―. Suelta el espejo o no saldrás viva de esto.
―Toca a mi hija y tú no vives para contarlo ―siseó Lyra con la mirada cargada de odio.
Dana miró a Albus y Rose y compartieron una mirada que solo ellos entendieron. Albus se puso frente a Dana y Rose para que Andrew no vea lo que estaban haciendo.
¡BUM!
Albus volteó y una sonrisa se extendió por sus labios. Sacó su varita y lanzó un Incendio para deshacerse de los restos del espejo. Un grito se oyó.
―¡NO SALDRÁN VIVOS DE AQUÍ, MALDITOS MESTIZOS! ―rugió Andrew, sin embargo, una barrera invisible le impidió acercarse.
―¿Mestizos? Pero si Dana es sangre pura ―se extrañó Roseanne.
―Aléjate de ellos, Andrew White ―siseó Ara, que había aparecido, con una mano extendida hacia Andrew.
Con sus últimas fuerzas, Andrew hizo que Dana, Rose y Albus se desmayaran.
―Fin del capítulo ―anunció Dumbledore.
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