Patitos de hule

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En la ventana del baño principal de mi casa hay un patito de hule, un juguete destinado al entretenimiento del único infante que habita en mi casa. A pesar de que claramente no soy ese infante, siempre me llama la atención con ese amarillo chillón que tanto le caracteriza.

Me pareció chistosa la atención que le ponía a ese simple artefacto así que de puro juego lo nombre como una especie de amigo. Mi amigo, que bien sonaba.

Han llegado más juguetes a la bañera, van y vienen, pero ese patito de hule sin nada de particular ha tomado ese lugar en la ventana como si fuera suyo. Poco a poco me di cuenta que fuera de aquel pequeño cuarto de baño había un patito de hule para mí, aunque, si me preguntas absolutamente todo de ella es particular.

Como lo es un lugar tan íntimo como lo es un lavabo, lo es hablar con ella hasta el punto que me he llegado a plantear si estoy realmente hablando con un tercero. Más que mi hermana creo que somos iguales pero a la vez tan diferentes. Una amiga, una cómplice y una total, y completa de mente. Con esas palabras me doy el lujo de describir a mi mejor amiga, una mente brillante, aún más brillante que aquel amarillo chillón con el que cuenta ese poco inusual patito de hule.

Sé que aunque lleguen más juguetes aquel baño siempre voy a priorizar al patito de hule pintado con su característico amarillo chillón de mi ventana.

Creo que con eso puedo concluir y, como ya es costumbre de mí, disculparme por mi poca constancia. Hasta la próxima, ojalá que pronto.

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