Mí perfecto secretario [Kim Namjoon]

22)

Pov Kim Tn__:

Al terminar de desayunar con Namjoon, él se retiró para seguir trabajando.
Y yo, bueno yo me quedé pensando en todo.
Cómo sería mi vida de ahora en más.

— debo trabajar – susurre y despeje mí mente de esas ideas absurdas.

Proseguí con mí trabajo, aunque no tenía mucho para hacer, al parecer Namjoon hizo todo por mí.

— ¿Cómo accedió a mí computadora? – apague el aparato y lo encendí de nuevo —

¡Lo sabía!
Tiene contraseña, no le di la contraseña.

— ¿Que mierda esta pasando? – susurre y sujete mí cabeza con ambas manos –

Recordé la vez que jimin quiso advertirme de él, ¿Porque? Namjoon tiene un legajo intachable, él jamás haría algo como...

— mierda – susurre y tome mi celular para marcar el número de jimin, aún lo tenía –

Gire mí silla y mire hacia la cuidad, hermosa vista.

— Hola, ¿Si? – suspiré y decidí hablar –

— Soy Kim Tn__, te veré en la cafetería donde terminamos – sin más, corte la llamada y guarde mis cosas –

Necesitaba respuestas, tenía muchas dudas en mí cabeza.
Todas apuntaban a un Namjoon que no quiero aceptar que es.

— señorita Kim, ¿Debemos salir? – el rey de Roma, osea Namjoon apareció como un rayo de luz y suspiré pesadamente –

— solo yo saldré, cancela el almuerzo con Min, puedes irte temprano – me miró confundido pero aún así pase por su lado y me fui –

Salí de la empresa, subí a mi auto y comencé a conducir hacia la cafetería.

Muchos recuerdos vinieron a mí mente, ahí nos veiamos con jimin siempre, ahí empezó todo y ahí terminó todo.

Park jimin es parte de mí pasado, una oscura etapa donde me enamore y perdí, perdí mí dignidad.

Estacione en el dicho lugar, baje a paso apresurado y ahí lo vi, sentado junto a la ventana, dónde siempre nos sentábamos ambos.

— ¿A que se debe la grata llamada...? – su sonrisa se borró cuándo golpee la mesa apoyando ambas manos, lo mire fijamente y se enderezó en su asiento –

— dime todo lo que sepas sobre Kim Namjoon – solté haciendo que sus ojos se abran a tope –

Tardó unos segundos en reaccionar, aclaró su garganta y sonrió.

— creí que hablaríamos sobre lo nuestro, hace mucho no frecuento este lugar – frunci mí ceño y reí sonoramente, me senté frente a él y seguí riendo –

— ¿Perdón? No hay un "nosotros" – hice comillas con mis dedos – creí que eso estaba más que claro, ahora contesta mí pregunta – suspiró sonoramente y se acercó, a pesar de que la mesa nos dividía, me daba alergia –

— Kim Namjoon, ¿El perfecto secretario que tienes? – asenti y sonrió levemente – te contaré todo sobre él, aunque te advierto que se te caerá más de un falso perfecto aquí – tragué saliva con algo de miedo y él pidió jugo para ambos –

(...)

Estacione en casa, baje en sumo silencio y me adentre.
Mí corazón parecía estar quieto, no podía si quiera asimilar la información que jimin me dió.

— son unos hijos de puta – susurre y las lágrimas cayeron por mis mejillas –

Y pensar que tengo a un bebé en mí vientre, producto de un juego fraudulento.

Sería mejor que sea simplemente un accidente, un bebé no deseado, pero ahora.
Que sé la verdad, me siento tan estúpida.

Llore con todas mis fuerzas, haciéndome una bolita en el sillón, sollozando sola, aunque no tan sola.

Mí teléfono sonó, pero no contesté.
Era él, era Kim Namjoon, el imbécil.

Cerré mis ojos acomodandome mejor, me sentía agotada, todo era por llorar tanto.

No sé cuánto tiempo pasó, el timbre sonó y no atendí.
No quiero ver a nadie, creí que se cansarian de llamar, pero al contrario.
Oí como se abrió la puerta y los pasos se acercaban.

— ¿Co-como ingresaste? – susurre poniéndome de pie, él me miraba sorprendido, tal vez creyó que no estaba en casa –

— la llamé, me preocupe mucho por usted – pasó una mano por su cabello, con nervios y le tiré con una almohada –

— ¡¿Porque tienes las llaves de mí casa?! – grite asustada y me aleje más –

— tranquila, está muy alterada – caminó hacia mí y yo retrocedí –

— ¡Alejate, llamaré a la policía! – corrí para tomar mí teléfono, pero él fue más rápido que yo –

En un rápido movimiento, me tomó de la cintura y me tiró sobre el sillón.

— ¡Alejate! – grite con lágrimas en mis ojos, él sostuvo mis manos sobre mí cabeza y sonrió levemente –

— tu misma me diste las llaves, también las contraseñas de tus alarmas, ¿Que te pasa? ¿Porque estás así? – negué con la cabeza y solté más lágrimas –

— jamás te di la contraseña de mí computadora Namjoon,  es solo mía – cerré mis ojos con fuerza y sentí sus labios en mí sien –

— jamás creí que fueras tan inteligente, esa contraseña no me la diste, yo mismo la hackee – susurró haciendo que toda mí sangre se congelé –

Jimin tenía razón.