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-toques-.

En un momento a solas entre ellos, jamás podrían faltar los leves toques. O incluso sin estar ambos en privado, se los daban pasando desapercibido. Tal vez en un ejercicio de rescate, la última vez Izuku había aprovechado de más y jugó con su suerte al llevar cargando a Katsuki del hombro. Quíen, a pesar de soltar maldiciones, quejidos y sonidos parecidos a los grunidos, terminó por dejarse ser en el calor del otro. Aquellas situaciones, a diario ellos las aprovechaban, ya que su relación no era pública, debían hacerlo todo a escondidas y fingir que eran rivales a muerte. O bueno, al menos por parte de quíen se apellida Bakugou.

Un choque de hombros por los pasillos, al pasarse las planillas de estudio tocar levemente sus dedos, tomarse las manos en el entrenamiento para "tomar impulso de ataque", cualquier pequeño gesto, lo disfrutaban al máximo. Más aún aquellos los cuáles eran en público, ya que la adrenalina de pensar que alguien los podría ver haciendo tales cosas, solo hacía que la ansiedad y emoción subiera de tono, haciéndolo hasta divertido de hacer.

Katsuki, quíen era el que quería que la relación aún no se diera a conocer diera a conocer por los demás, debía aguantarse las peores partes. Aunque bueno, era su culpa de todas formas. Moría lentamente al oír las suaves risas del peliverse combinadas con las de cierta castaña, o las charlas animadas con un bicolor. O bien, odiaba que Deku tuviera tantos amigos, con los cuales charlaba a diario de cosas y triviales, y los que para él, eran más que enemigos en la batallao por el corazón pecoso.

Lo horrible, tortuoso, espantoso y cualquier definición que se podría dar para algo horrendo, era en tener que aguantar todas y cada una de las reacciones "amistosas" del pecoso. Tenía ganas de tomar a Deku, encerrarlo en una caja, y tenerlo sólo él y para él.

Odiaba tener que compartirlo, ¿es que no podían dejarlo solo un minuto?, si quería estar con Deku, siempre había alguien con él. Cara redonda, el bastardo mitad y mitad, robot humano, la rana, ¡cualquier maldita o maldito para más estaba con Deku!, ¿es que acaso todo su maldito salón está en su contra?, incluso hasta All Migth le robaba el tiempo de su pecoso. Jodido sea Deku quíen no se daba cuenta que en cualquier momento cometería un delito por tan solo cinco minutos de privacidad.

Pero, para aquellos momentos de crisis existenciales, estaban los moderados, tranquilos y pacíficos, leves toques. Bueno, todas esas palabras para definir la calma, no podían estar en la misma frase en la que se encontraba Bakugou Katsuki. Por supuesto, él no era tan precavido. Empujaba, o golpeaba al pecoso. Sin mencionar las múltiples amenazas de muerte hacia el antes mencionado con el simple fin de tener aunque sea un poco de su atención.

Deku, por su parte, era muchísimo más precavido que él. Cuándo charlaba con pelos de mierda, pasaba por su lado y tocaba levemente los dedos de sus manos, haciendo un simple roce entre ellas, o cuándo cuándo estaban en los pasillos tocar levemente su espalda baja. Pero, por supuesto, el peliverde era de lo más precavido al momento de hacer sus "jugadas" en público. Para cuándo estaban en privado, por ejemplo aquella ocasión en donde se habían quedado encerrados en los vestidores, al no tener límites, por supuesto que no dudaría en sobrepasar las líneas que Katsuki le había impuesto. Pero, eso es otro tema al fin y al cabo.

Lo que aprovechaban en demasía, era el hecho de que su papel de rivales, les otorgaban muchas, muchísimas oportunidades. Los "castigos" de Aizawa, no eran más que tesoros para ellos. Podían estar a solas y sin la preocupación de ser pillados con las manos en la masa. Era de las mejores partes que su relación en secreto les brindaba. Aunque esto, siempre conllevaba algunas desventajas y problemas como pareja.

El Significado De Un Simple Momento ▪KatsuDekukatsu▪  FINALIZADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora