Miradas.

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Aquellas miradas que podrían durar tan solo segundos, y sentirse como horas.

Al conectarse ambos, los ojos Rubíes y los Esmeraldas, el mundo se detenía, y por breves momentos sentían que solo estaban ellos en aquel planeta en el que ambos habitaban.

Poniendo todo su empeño en no ponerle fin a aquel intercambio de miradas, todos sus sentidos tenían un solo objetivo, y ese era, deleitarse con la vista que tenían en frente. Memorizar el cuerpo del otro, y perderse en la mirada del contrario sin la intención de salir.

Tal vez querían decirse mil palabras. Tal vez querían expresar lo que sentían usando una corta y pequeña conexión entre sus ojos. Tal vez, y sólo tal vez, era esa su manera de demostrar, que las palabras no lo son todo, y que un simple cruce de miradas, podían dar a entender un sin fin de sentimientos.

A pesar de que aquel "choque" en el mirar de ese par era breve, puede que a veces tan solo unos instantes, para ellos, en esos momentos que se observaban, no sentían pasar el tiempo.

En su pequeña burbuja, no podían diferenciar si habían pasado segundos o minutos, ya que no tenían noción de ello. No podían decir con seguridad que era lo que pasaba por la mente de cada uno al mirar los ojos del contrario, ni podían decir con certeza cómo es que hacían para que aquellas miradas cruzadas empezaban y acababan, en una cadena que se repetía constantemente.

En aquellos momentos, nada a su alrededor importaba, no importaba que estuvieran haciendo, o cuánto tardaban en acabarlo. Solo se concentraban en hundirse en los profundos mares de sus pensamientos, en dónde cada uno tenía la libertad de expresar lo que sintiesen, sin temor a ser descubiertos.

Un bosque. Un bosque profundo y lleno de colores fuertes. Uno en dónde por obviedad el verde sobrepasaba a todos los demás tonos de color, reinando así cómo el color más fuerte. En las múltiples plantas, hojas, pasto y flores. Casí podía oír el cántico de las aves en las ramas de los árboles, oía la brisa chocante contra las hojas, lo cuál, era algo estúpido ya que, todo aquel paisaje no era más que su mera imaginación.

Al sumergirse en el color de los orbes Esmeraldas, aquello era lo que sentía. Sentía la relajación, paz y tranquilidad que un bosque podría brindar. Un lugar lleno de vida, vida de las plantas, árboles y demás animalillos salvajes que vivían allí al ser su hábitat natural. En aquel sitio lo único que podía sentir era estabilidad en sí mismo, sus sentimientos se calmaban y pareciera que sus pensamientos eran ablandados, alivianados en otras palabras. Dejaban de tener importancia, aunque fueran tan solo segundos de aquel reconfortante sentimiento.

Por otra parte, el peliverde con pecas no pensaba igual que el rubio cenizo, claro que no. Izuku no ideaba en su mente algún paisaje, tomaba más en cuenta lo que los bellos ojos rojos podían llegar a trasmitirle.

Aquellos ojos de un tono Rojo profundo, le hacían perderse en aquel color. Podía ver las fuerzas y debilidades reflejadas en un color carmín brillante pero a la vez obscuro. Esa mirada que lo hipnotizaba por breves instantes lo dejaba "tonto", o mareado, en otro decir. No podía alejar aquellos pensamietos de su mente, se hundía en un mar de color Rubí, aunque no se preocupaba para nada en nadar para así salvarse.

La mirada que lo hechizaba con sólo unos segundos de observarla, le pertenecía al rubio de mal carácter que con sumo privilegio, él pudo llegar a conocer desde muy temprana edad. Su mirar provocaba en él estragos, los problemas de su mente se esfumaban tal y cómo gotas de agua salpicadas en el desierto bajo el ardiente sol. Su mente sólo era ocupada por la mirada rubí, su corazón palpitaba desesperado en su pecho, en cierto punto temía que de la fuerza con la que este latía, saliera de su pecho en dirección a la razón del terrible palpitar.

En el día a día, aquel acto se llevaba a cabo, no se molestaban para nada en ser notados, aunque tampoco es que lo ocultaban. Sin quererlo, o más bien sin notarlo, sin ser conscientes en verdad, el brillo reflejado en sus orbes Verdes y Rojos aumentaba notablemente cada vez que sus ojos se conectaban. El aire cambiaba, y hasta podría decirse que el silencio entre ellos reinaba por encima del clásico bullicio del salón de clases. Sus facciones, gestos y acciones se pausaban, lo único que lograban hacer era observarse mutuamente, y lo que más querían era, Jamás romper con el cruce de sus miradas.

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El Significado De Un Simple Momento ▪KatsuDekukatsu▪  FINALIZADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora