Parte unica

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La manera en que ese cigarrillo lograba calmarme, y hacerme sentir relajado me parecía fascinante. Me preguntaba si algún día alguien se sentaría a mi lado como él lo hacía.

Como aquellas tardes de primavera, cuando las nubes brillaban por su ausencia y el cálido sol lograba una temperatura realmente agradable. Recuerdo cada mirada, cada caricia, cada sonrisa cómplice, como si sólo hubiese sido ayer.

Anhelo poder acercar nuevamente nuestros labios al tiempo que el humo de un cigarrillo escapaba de mi boca y se trasladaba a la suya y viceversa. Su aliento mentolado y el tabaco solían crear un aroma tan familiar, tan placentero.

Me gustaría volver a ver la manera en que sus ojos brillaban cuando hablaba con un niño. La delicadeza con la que los trataba era digna de admirar. Su sonrisa llena de cariño y su risa llena de ternura siempre presentes.

Siempre repetía que cuando seamos mayores de edad y estemos listos, quería adoptar a un niño primero y unos años más tarde una niña. Para que nuestro hijo cuide de su hermana menor mientras ya no nos encontremos en este mundo.

Extraño la manera en la que nuestros cuerpos se enlazaban cuando las noches de invierno caían y el sueño nos vencía. Su calor corporal, lograba tranquilizarme y hacerme sentir seguro y en casa, al tiempo en con entregábamos completamente al cansancio.

Por las noches, cuando la brisa sopla y el frio es despiadado, siento su respiración en mi nuca y sus brazos en mi cintura, mientras su suave voz canta dulcemente haciéndome sentir como si todo estuviera bien. Pero al abrir mis ojos me doy cuenta que fue solo un sueño.

A veces siento la esperanza, que venga corriendo hacia mis brazos y me diga que él estaba bien, que nunca le había sucedido nada. Que solo necesitaba esconderse, para escapar de los fantasmas de su pasado.

Aquellos que comenzaron a atormentarlo a su corta edad. Aquellos que terminaron trágicamente con su inocencia y su preciada felicidad, la cual logramos recuperar con el tiempo. Pero de todas maneras las cicatrices quedaban y había heridas que no cerraban y seguían doliendo.

A sus ojos la vida era hermosa a pesar de todo. A los míos era una trampa mortal en la que la persona que más amaba podría caer en cualquier momento. Él se merecía el mundo, pero el mundo no se lo merecía a él, de eso estaba seguro.

Tal vez, y solo tal vez, yo era el único que lo merecía. Siempre  pensé que no era suficiente para él, pero sus caricias lograban convencerme de que yo era el único que hacía que sus ojos brillaran y su corazón se acelerara.

Cuando los besos dejaban de bastarme para decirle cuanto lo amaba, era lo que más me gustaba. Sus ojos conectados con los míos, mientras el vaivén de mis caderas aceleraba su respiración y creaba una capa de sudor en nuestros desnudos cuerpos. Los ‘’te amo’’ acompañados de maldiciones y sensaciones indescriptibles.

Las mañanas de invierno cuando todo lo que cubría su cuerpo era un par de bóxer y uno de mis sweaters que cubrían desde sus muslos hasta sus manos. Y como su aroma a vainilla se quedaba impregnado en ellos.

La manera tan entrañable en que pasaba sus brazos por mi cintura posesivamente, causada por los celos de que alguien coquetee conmigo era simplemente adorable. Me besaba hasta que la respiración no nos daba para más, para comunicarme cosas insignificantes como que iba a buscar algo al auto o ‘’problemas’’ de esa magnitud.

Su único objetivo de todo ese teatro era hacerle saber a la otra persona que tenía un dueño, y que lo amaba. Con lo cual yo estaba más que encantado de demostrar.

Pero como todo empieza, todo termina. Sientes que te elevas, y sabes que la caída va a ser dura, pero nada importaba cuando estaba con él. Hasta que lo arrebataron de mis brazos de una manera brusca y fría.

Aún recuerdo como sus ojos se apagaron y su cuerpo cayó. Nada podrá hacerme olvidar la expresión de dolor al recibir el impacto de la bala. Directo en el blanco.

Esa bala impacto en sus pulmones e indirectamente, en mi corazón, al llevarse lo más preciado que tenía. Tal vez me dolió más a mí que a él. Aunque después de todo su sufrimiento me parece hipócrita decir que me quede con la peor parte.

Pensé que si únicamente puedo ver a mi amado de ojos azules solo en mis sueños tal vez debería dormir por siempre. Las pastillas poco a poco hacían efecto, el sueño me vencía.

Mis pensamientos y el dolor poco a poco se extinguían como el fuego del cigarrillo.

Si te tomaste el tiempo de leer esto, gracias :) xx

Ciggarette [Larry Stylinson]-One shotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora