𝙟 𝙪 𝙨 𝙩 𝙤 𝙣 𝙚

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Colocó los cascos en sus orejas, dejando que la música inundara cada recoveco de su compleja mente.

El abrumador sonido de la melodía y letra de aquella canción se sentían bien, los altos decibelios le distraían y le daban un respiro de sus opresores pensamientos.

Escuchaba atento a lo que decía aquella canción mientras emprendía camino hacia la universidad.

Veamos, Akaashi Keiji es un adolescente en plena transición hacia la adultez, de 21 años de edad, estudia filología en la universidad de Tokio. Cabello negro, ojos azules y tez blanquecina, mide 170 centímetros y su figura es esbelta. Sus pensamientos son demasiado complicados hasta para él mismo, su personalidad es muy introvertida, le cuesta mucho relacionarse con otras personas, no le gusta hablar, de hecho cuando toma confianzas con alguien, no lo hace mucho o muy a menudo. Se pasa el día escuchando música o en la biblioteca, a veces dibuja y otras toca el piano, le gusta ver dramas y acariciar el grisáceo pelaje de su gato persa, Coco. No le gusta el calor o las cosas muy empalagosas, como el chocolate, y por último, absolutamente odia a las personas muy narcisistas o egocéntricas.

Así se describiría él mismo en unas cuantas líneas.

Aunque le faltaría nombrar su miopía, sus gafas de pasta negra, su poca autoestima o su fanatismo por vestir con ropa tres tallas más grandes que la suya, ropa oversize.

Sabe perfectamente que cuando era pequeño era feliz, disfrutaba de las pequeñas cosas que le ofrecía la vida; no es que hoy en día ya no lo hiciera, pero hace mucho había aterrizado de su pequeña utopía, abandonando todo pensamiento surrealista o imposible de alcanzar. Ahora era un chico totalmente centrado en su carrera, con una gran determinación por graduarse y ganas de encontrar trabajo.

Podría decirse que Akaashi Keiji, a sus 21, pertenecía al grupo de personas convencionales que se conforman con una calidad media de vida. Había 'madurado' demasiado pronto, a él ya no le importaba las fiestas nocturnas, las bebidas llenas de alcohol o los recuentos de personas con las que se había acostado, no; ya no le importaba las cosas que supuestamente le tenían que interesar a alguien de su edad. Puede que esto fuera debido a su infancia, que aunque feliz, fue amarga; con un padre soltero que trabajaba durante más jornadas de las que le correspondían, para pagar su renta y llevar algo que comer a casa, sin apenas amigos en el colegio o durante el instituto, al cuál entró becado gracias a sus excelentes notas y dónde era acosado por esa misma razón. Vistiendo ropa de su padre, pues la que él tenía le empezaba a quedar pequeña y no podían permitirse comprar más, quizá fue por esto que comenzó a vestir oversize.

A la corta edad de diecisiete comenzó una relación con Tōru Oikawa, fue algo espontáneo, sin pies ni cabeza, falto de coherencia, como quieran llamarlo. Pero, ¿qué esperaban? El moreno le había regalado los oídos por tres meses y finalmente había obtenido lo que quería de una persona frágil y maleable como lo era Akaashi en ese entonces.

Su relación había comenzado como algo cliché e idealizado. Cuando empezó a salir con Oikawa, eran la comidilla de los chismosos en su preparatoria, el tema de conversación de los envidiosos durante el almuerzo y la pareja perfecta a ojos de cualquiera. El capitán del equipo de voleibol y el chico más hermoso de toda secundaria, ¿a qué persona con ojos en la cara y neuronas funcionales no le iba a parecer aquella pareja el epítome de 'perfección'?

El noviazgo con Tōru se fue tornando complejo -por no decir tóxico- con el paso del tiempo. Al inicio, el moreno le trataba bien, se comportaba como un caballero con él, le regalaba flores y le invitaba al cine... Detalles que enamorarían a cualquiera, incluyendo a Akaashi. Sin embargo, a medida que su "romance" avanzaba, el mayor se fue volviendo más posesivo y controlador, revisaba su teléfono y preguntaba acerca de su relación con otros chicos. Después de esto las cosas solo fueron a peor; Oikawa nunca había mostrado interés en llegar a la parte sexual de su noviazgo, en ningún momento había presionado al contrario para tener relaciones y el menor tampoco lo había tomado en cuenta; pero unos meses antes de terminar, Tōru se había mostrado muy insistente en tener sexo con él, no es que Akaashi no quisiera, más bien no estaba preparado, nunca había tenido una experiencia sexual más allá de la masturbación y cuando lo hacía, le daba mucha vergüenza. No obstante, tras los continuos hostigamientos por parte del mayor, accedió.

oversize - bokuaka OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora