Un nuevo amanecer

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Cecyl...

Me desperté, más bien inseguro de cómo había llegado a mi cama. Mason, esperaba para ayudarme a vestirme como cada mañana. Jane Whiteshaft estaba en mi mente desde que había despertado, consiguiendo solo que un estado de expectación se apoderase de mí, como hacía mucho que no ocurría.

Elegí un pantalón y una camisa blancos, acompañados por un chaleco crema y un saco azul marino. Bajé las escaleras y me dirigí al salón comedor. Carson inclino la cabeza y me dio los buenos días. Tome asiento y espere a que llegara mi joven pupila. Mientras tomaba un poco de té, me dedique a mirar la correspondencia que había llegado ese día. Esa mañana particularmente no tenía nada planeado para hacer y esperaba que si la señorita resultaba como esperaba, tal vez podría mostrarle algo de la gran abadía en donde residiría a partir de hoy.

Decidi esperarla para comenzar con el desayuno, porque comencé a leer el periódico, pero al poco rato descubri que ninguna de las palabras que leía permanecían en mi mente lo suficiente, ya que estaba demasiado expectante de los ruidos que podría alertarme de su llegada...

Jane...

La oscuridad me envolvía y mi pecho se contraía por la angustia. No recordaba que había estado soñando, pero era la tercera vez a lo largo de esa noche, que me despertaba asustada y desorientada. Resignada, volví a recostarme, pero al poco tiempo escuché como alguien entraba a mi habitación, a los pocos minutos las cortinas se corrieron dejando entrar la luz de un nuevo día.

-Buenos días señorita- dijo Molly. - ¿La he despertado?

-No te preocupes, no he tenido una noche muy buena. - dije mientras quitaba el pesado cobertor que habían cubierto mi cuerpo durante la noche.

- ¿Qué le gustaría ponerse esta mañana? El señor la espera para desayunar y mostrarle un poco la abadía. No pude ocultar mi sorpresa al saber que el conde Bradford iba a dedicar algo de su tiempo en mí. - ¿Qué me recomiendas? – No quería dar mala impresión ante mi nuevo tutor, asique necesitaba verme lo mejor posible.

La joven me miro detalladamente y luego se adentró en mi closet, saliendo al poco tiempo con un vestido que nunca me había puesto por que no me parecía correcto para ninguna situación. Era negro, con mangas largas y un pequeño escote redondeado, como se usaba en esa temporada, era corte princesa y apenas si tenía detalles en un suave y apenas visible encaje.

- ¿No le agrada? - me pregunto Molly ni bien me miro- Pensé que le sentaría muy bien, puedo buscar otro...

-Ese está perfecto Molly- dije para tranquilizarla- es solo que nunca me lo había puesto- le expliqué mientras abotonaba la espalda. Luego me senté frente al tocador y dejé que mi doncella obrara su magia, ya que había notado que tenía muy buena mano para lo que se refería a peinados.

Un rato después, bajaba las escaleras prestando atención de no perderme, sabía que una vez en la planta baja tenía que girar a la derecha para toparme con la puerta que daba al comedor, o tal vez fuera a la izquierda porque parecía que por arte de magia me había perdido en solo unos cuantos metros.

-Milady, el comedor es para el otro lado- Supo señalarme una joven que estaba pasando con un cubo con agua. - es aquella puerta que está abierta.

- Muchas gracias- Estaba tan nerviosa porque iba a volver a estar frente a frente con el conde que no note que yo seguía parada en el mismo lugar y que la muchacha me había dejado sola, hasta que vi com Carson salía del comedor y se acercaba a preguntarme si estaba todo bien.

Minutos después entré en la sala y me encontré con su persona, estaba sentado impecablemente a en la cabecera de la mesa y la estancia parecía llena por su presencia. Ni bien sus ojos se posaron en mi persona, se levantó e hizo una pequeña reverencia.

Susurros nocturnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora