Capítulo 3

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¿Q-que quieres decir?—el pelirrojo estaba muy confuso por mi repentina pregunta.

No me gusta que me ocultes las cosas, se perfectamente como te sientes respeto a la puta rata eléctrica, y estoy harto de ser el que te ayuda cuando no me cuentas como estás y-

Bakugou. No hables así de él.—me miró advirtiéndome por los gritos que yo mismo estaba dando.—No te he pedido nunca que debas estar pegado a mí ayudándome, no debes dejar de preocuparte por tu vida.

Perfecto, entonces vuelve a sus putos brazos para sentirte mejor o lo que mierdas quieras. Pero si tanto te molesta que te diga la jodida verdad adelante, resuelve tus problemas solo.—bajé la mirada dejando el dinero en la mesa y salí de allí corriendo. ¿No quería mi ayuda? Él se lo perdía. Escuché como me llamaba a lo lejos pero simplemente seguí corriendo hasta que dejé de escucharlo y recuperé el aire. 

Me sentía insultado, me sentía enfadado, tanto que quería gritar. Mientras en el fondo de mi sabía que yo quería ser alguien importante para él, no como el maldito de su exnovio. ¿Por qué le tenía que poner por delante de su mejor amigo? ¿No me consideraba más importante? 

Dejé que miles de pensamientos así se inundaran en mi cabeza y tomé el metro solo, con mis cascos y mi música. Deseaba que en algún momento del trayecto el pelirrojo me los quitase riendo y empezara a gritar y contarme todo aquello que le diese la gana. Sin embargo, es algo que no llegó a suceder claramente. Kirishima no se encontraba allí conmigo, y seguramente no quisiera estar a mi lado tras las bruscas palabras que habían salido de mis labios. Así que caminé hasta mi apartamento tras bajar del metro, sin siquiera pensar en ir al suyo a disculparme o siquiera a poder hablar. Pero, ¿por qué debería disculparme? Era él el primero que me había dicho cosas malas, hirientes. No era el Kirishima con el que yo siempre me había reído y llevado bien. Todos mis pensamientos negativos, tristes, llenos de ira se inundaron en mi almohada cuando logré cerrar mis ojos y dormir. No era tarde como para dormir, pero mi cuerpo se sentía pesado y mi mente empezaría a pensar de más si no me dormía cuanto antes.

××××××××××

Me desperté cuando el cielo aún permanecía oscuro y miré la hora. "04:23". Era de madrugada y yo acababa de despertarme. Me vestía decidido a salir a tomar el aire, nadie en su sano juicio se acercaría a mí y menos a estas horas si no quería acabar hecho cenizas. Salir me dio una bofetada en la cara, por el inmenso frío que ahora se colaba por mi cuello e inundaba mi cuerpo. A mi móvil le quedaba poca batería pero en el fondo me alegraba de que fuera así. No tenía esperanzas de que mi amigo me enviara un mensaje o me llamara, así que preferí tener esa excusa para no estar mirando el móvil sin parar.

Para mi mala suerte una chica que desconocía se acercó a preguntarme la hora. Se la notaba perdida, mareada y algo triste pero aún así me daba completamente lo mismo.

Vete a pedírsela a otro, extra.—y simplemente miré al frente ignorándola.

Joder, solo te cuesta sacar el maldito teléfono, así que hazlo ahora mismo.—mi cuerpo reaccionó ante sus palabras, y yo trataba de detenerlo pero parecía controlar mi cuerpo físico. Saqué mi teléfono enseñando la hora en contra de mi voluntad y ella sonrió.—Muchas gracias, que amable.—y esas palabras deshicieron el hechizo que tenía mi cuerpo.

¿¡Eres idiota!? Te voy a matar, maldita niña engreída.—fue un poco irónico decir eso, pero con facilidad ella esquivó mi ataque, y el siguiente. Eso me enfurecía. ¿Quién mierdas era esta chica?

Hey, ser amigable le haría justicia a tu bonito rostro. Tan solo te pedí la hora y por no dármela tuve que obligarte... eh... tu nombre?—ella seguía tan tranquila y decidí que no valía la pena seguir la conversación así que me giré ignorándola y caminando al contrario de donde ella se encontraba.—Dime tu nombre ahora mismo.

Katsuki Bakugou.—estaba a punto de estallar de la rabia, hasta que ella agradeció de nuevo y el efecto pasó.—No se que cojones quieres de mi y por qué te paras a hablar con alguien como yo pero o dejas de controlarme o te juro que-

Encantada, yo soy KiwaBakugou, ¿resulta que no tuviste un día bueno hoy? Sabes, te vi a lo lejos y pensé que te vendría bien hablar con alguien... me acerqué con la excusa de pedir la hora.—se sentó en el banco en el que yo antes me había sentado y miró al cielo.— A veces nos cuesta expresarnos, pero soltarlo muchas veces es mejor que hacer que explote dentro.

Maldita sea... no, no he tenido un buen día. Pero no significa que se lo vaya a contar a una niñata como tú.—dije seco pero aún así me senté a su lado.

Soltó una risita y siguió mirando al cielo. Al final no era tan incómodo. No supe bien por qué, pero su mirada no me juzgaba por mi comportamiento ni me hacía preguntas incómodas. Se limitaba a pasar el rato conmigo, para no dejarme solo.

Sabes, realmente puedo sentir unas vibras buenas en ti. Sin embargo las escondes bajo y grueso y alto muro. ¿Por qué no les dejas a los demás entrar más fácil a ti?—sus ojos ahora me miraron y encogí mis hombros. ¿Acaso yo tenía una respuesta para aquella pregunta? Generalmente me hubiese molestado que alguien me leyera a la perfección, pero no era el caso.

Quiero olvidarme de todo por hoy. No más preguntas, idiota.— ella asintió y se quedó a mi lado, al parecer ella no tenía nada importante que hacer más que quedarse sentada con un desconocido unas cuantas horas.

Pensaba en mi amigo, porque no podía olvidarme de la pequeña discusión. ¿Y si me buscaba? No estaba en condiciones de hablar con él ahora mismo, y era probable que viniese a mi casa. Saqué mi móvil para buscar hoteles cercanos hasta que la niñata asomó su cabeza cotilla. 

Mierda, la jodida batería.—maldecí en lo bajo.

Si no tienes donde pasar la noche te puedo decir sitios cerca de aquí. Conozco muchos.—y de nuevo me mostró una sonrisa. ¿No le dolía la cara de tanto sonreír?

Tsk... si tengo donde pasar la noche pero no quiero pasarla allí.—entendió que no me apetecía hablar del tema se levantó. Su mirada se posaba en mi, como esperando a que yo hiciera lo mismo.

Sin otro remedio me levanté tal y como Kiwa había hecho. Comenzó a hablar mientras me llevaba a un lugar donde pudiera pasar al menos esta noche. Parecía tan pesada como mi amigo, pero era algo a lo que ya me había acostumbrado.

Por su extrema pesadez por intercambiar número de teléfono, accedí y por fin mantuvo su boca cerrada hasta que se despidió y yo murmuré un simple "adiós". El sitio no era caro, pero la habitación en la que dormir era limpia, olía bien y el colchón resultó ser muy cómodo. Agradecí aquello antes de quedarme un rato mirando al techo. No tenía batería, ni libros, ni ningún tipo de entretenimiento así que siendo las 6 de la mañana(o eso calculé ya que no podía mirar la hora) me dormí. Al fin y al cabo, era viernes. ¿Qué problema había si dormía más de lo que debía? Caí lentamente en los brazos de Morfeo.

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⏰ Última actualización: Aug 21, 2022 ⏰

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Me gustas, pelos de incendio. -KiriBakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora