The last of me ~ Narry/Ziall

Cuando lo único que queda somos nosotros

I don't belive that anybody feels the way that I do, about you now. Wonderwall - Oasis.

Cuando Louis salió del closet, fue en la primavera de su segundo año de secundaria. Liam había estado con él cuando se lo dijo a sus padres dos semanas antes, había sostenido su mano con fuerza a medida que las palabras tropezaban fuera de su boca. Había estado de nuevo con él, cuando Louis se lo conto a Zayn y a Harry. Pero no pasó mucho tiempo para que las noticias se extendieran, ya que el molino de chismes de la escuela secundaria nunca dejaba de girar.

Louis sólo era una cara entre miles, y a la mayoría no le importaba. Había habido chicas decepcionadas, y algunos chicos se volvieron más reacios a hablar con él, pero aún así había habido aceptación general, y contaba el apoyo de su familia y amigos más cercanos.

Sin embargo, hubo excepciones, es decir, idiotas excepcionales a los que les gustaba molestar a las personas. Ellos le acorralaron en una esquina en la parte trasera de la escuela para golpearlo.

Había sólo unos pocos momentos de su vida que Liam podía recordar hasta el más mínimo detalle, y desafortunadamente, ese día era uno de ellos. El hedor de los contenedores de basura a pocos metros de distancia, las feas burlas, la sangre en la boca de Louis y el hematoma en su mandíbula. Liam nunca dejaba de pensar en lo que podría haber sucedido si no hubiera intervenido.

∞

Así era como Liam se sentía.

"¡Liam!" Louis se arrastraba hacía él, pero Liam apenas podía registrar su voz porque Niall no se movía, había una pistola en la cabeza de Harry, Zayn estaba sangrando, y Louis estaba herido. Sus amigos estaban en peligro, y el no se iba a quedar de brazos cruzados.

"¡Li, detente! ¡Tienen armas!"

Una rodilla le golpeó con fuerza por detrás, haciéndolo caer al suelo, justo a tiempo para ver una bota bajado hacía la muñeca de Louis. Escuchó un sonido repugnante de algo que se rompía, o tal vez Liam sólo se lo imagino, pero el chillido que Louis dejó escapar definitivamente no era parte de su imaginación.

"¡Malditos desgraciados!" Louis gritó con la voz quebrada, casi sollozando.

Liam todavía recordaba ese día. Tuvo que traer a un Louis ensangrentado por la puerta trasera de su casa sin que sus padres lo notaran, pero al menos había sido capaz de hacer algo al respecto; ahora se sentía completamente impotente, viendo como uno de sus mejores amigos acunaba su mano inerte contra su pecho.

"Atenlos." Alguien ordenó. Los brazos de alguien sujetaron a Liam por detrás, y lo obligaron a ponerse de rodillas. Liam podía ver seis hombres, todos ellos vestidos con ropa oscura. El que da la mayor parte de las órdenes tenía el cabello oscuro corto, y acento americano. (Liam se aseguro de recordarlo bien, porque para cuando se liberara, rompería cada uno de sus huesos por herir a sus amigos.)

Uno de ellos se arrastró sobre Louis, y Liam no intentó hacer nada, puesto que solo ato sus muñecas. Estaba aterrorizado de lo que podían hacer.

"Uno aprende rápido, ¿verdad?" El hombre acarició su mejilla con su arma, y Liam instintivamente se tambaleó hacía él, pero se congeló cuando Louis gritó de dolor.

"Louis." Liam susurró, avanzando hacía él hasta que estuvieron cara a cara. Podía sentir cada temblor que recorría su cuerpo y su sangre se congeló, ante la idea de poder hacerle aún más daño. "Lou...lo siento, lo siento tanto..."

"Duele como el infierno." Louis logró decir entrecortadamente. "Pero viviré, así que cierra la boca, Liam."

"Aten a los demás." El hombre de pelo corto gruño de nuevo. "El resto venga conmigo."