Tsunade me informó que Sakura comenzaría a entrenar conmigo y me pidió que le enseñara lo básico. Crucé los brazos, tratando de parecer importante.
- Sakura, escucha. Te diré lo mismo que Tsunade me dijo cuando empecé. Para un ninja médico, las habilidades de combate son secundarias. ¿Tienes idea de por qué?- le pregunté.
- Sí, Toshiro-San. El objetivo de los ninjas médicos es ofrecer apoyo. Estamos aquí para ayudar a nuestros colegas en la batalla, por lo que nuestra habilidad curativa es crucial - respondió Sakura.
Negué con la cabeza. - No, tu habilidad más importante debe ser la evasión perfecta. Un ninja médico nunca debe ser golpeado por el enemigo.
Sakura pareció confundida. - ¿Y eso por qué?"
Suspiré. - Imagina que te matan en combate. ¿Quién curará a la unidad? Tu trabajo es evitar cualquier ataque que te lancen. Ahora, voy a atacarte en serio. ¿Crees estar lista?
- Sí - afirmó Sakura con determinación.
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Luego, fui convocado por un ANBU que me informó que Tsunade me necesitaba en su oficina. Toqué la puerta y recibí permiso para entrar. En la oficina, vi a una chica con un abanico gigante.
- Tsunade, ¿me necesitabas? - pregunté.
- Sí, vas a hacer una misión con ella - señaló Tsunade, refiriéndose a la chica.
- ¡Pero ni siquiera soy gennin! - protesté. Sin embargo, Tsunade abrió un cajón y sacó una banda, entregándomela.
- Ahora lo eres - dijo, entrelazando sus dedos. - La misión consiste en buscar unas plantas medicinales. Luego irás a la aldea de la arena para ayudar en asuntos hospitalarios. Partirán mañana por la mañana. Pueden retirarse.
Esperé a que la chica se fuera y luego comenté: ¿Tan rápido te quieres deshacer de mí? - Dramaticé un poco y ella rió.
-Nisiquiera hice las pruebas para gennin y ya quieres mandarme una misión - agregué. Tsunade se levantó y me cogió de los hombros.
-Te envié a esa misión porque sé que eres capaz. Además, es muy fácil - afirmó.
Asentí. - Lo sé. Bueno, me voy a comer y luego a dormir. ¿Quieres que te traiga algo antes?
Ella negó con la cabeza, y yo me retiré para descansar.
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Salí corriendo en dirección a la entrada de la aldea, pues me había quedado dormido. El sol apenas comenzaba a asomarse en el horizonte, y mi corazón latía con fuerza. La chica con la que iba a ir, cuyo nombre aún desconocía, ya estaba esperando allí.
- Perdón por llegar tarde - le dije, tratando de recuperar el aliento.
- No importa, vamos - respondió ella, dando media vuelta y comenzando a caminar. Su actitud era decidida, y yo la seguí de cerca.
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La noche había caído, y estábamos acampando. Temari, como se llamaba la chica, fue a buscar ramas mientras yo intentaba pescar algunos peces para nuestra cena. El fuego crepitaba, y el aroma a madera quemada llenaba el aire.
De repente, escuché un murmullo en la distancia. - Creo que está por aquí ese niño - susurró alguien. Me asomé entre los arbustos para ver quiénes eran, y mi corazón se aceleró. Seis ninjas renegados se movían sigilosamente, y uno de ellos sostenía un dibujo mío. Era una representación terrible, pero reconocí mis rasgos.
Fui en busca de Temari, y cuando la encontré, ella estaba colocando las ramas en el suelo. La jalé hacia unos arbustos, tapándole la boca para evitar que hiciera ruido.
- ¿Qué te pasa? - murmuró ella, pero no tuve tiempo de explicar. Con la cabeza, señalé a los ninjas que estaban buscando por dónde nos encontrábamos. Debíamos actuar con cautela si queríamos sobrevivir.
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