—No es verdad. —negó.
—Lo sabemos. Lee Félix, un miembro del grupo que queremos que protejas. Por eso sabemos que no nos traicionarías. Hacerlo implicaría que Félix fuera lastimado.
—No voy a aceptar. Me voy. —quiso pararse pero el chófer la tomó de los hombros y la obligó a sentarse.
—Lo siento, pero ahora que lo sabes no podemos dejarte ir así como así. —se encogió de hombros.
—¿Qué van a hacerme?
—Si no firmas el contrato que hemos preparado para ti podrás volver a Estados Unidos, nada te lo impide. Pero acabaremos con tu vida, mancharemos tu reputación y la de las personas que te rodean. No podrás trabajar en ningún lado si así lo queremos. Y buenos si eso tampoco te importa porque pareces aún convencida en irte, entonces vamos a destruir la carrera de Lee Félix. —soltó. Ella miró al suelo rendida.
Podía dejar que mancharan su reputación, siempre tendría un lugar seguro en casa, que incluyeran a sus padres y a sus amigos le preocupaba pero que le destruyeran la carrera a alguien que no tiene nada que ver, una persona tan buena como Félix. Ella no podría vivir con la culpa, sabía que Félix no aguantaría algo así.
—¿Cuáles son las condiciones del contrato? —preguntó.
—Ya nos vamos entendiendo, eso me gusta. —sonrió mientras sacaba una hoja de una carpeta—. Eres propiedad de la empresa, eres un proyecto y por lo tanto tienes la obligación de estar las 24 horas del día a disposición de nosotros y del grupo. Las órdenes que obedeces son de altos mandos y no de el grupo. Puedes estar cerca de ellos, pero no puedes ser su amiga ni nada amoroso. No puedes salir por tu cuenta y no debes dejar a ninguno de ellos solo. Tú mandaras a los demás guardias pero el trabajo pesado y sucio te toca a ti porque para eso te entrenamos. Todo esto cuando acabes tu entrenamiento, te haremos diversas pruebas y tendrás que pasarlas, así sabremos que estamos invirtiendo bien en ti y no fallarás. Tiene un vence en tres años. Pero tú sabes que pasará si te rehusas a renovar. —le extendió el papel a Mika para que ella pudiera verlo.
—Prácticamente solo soy un perro.
—Un experimento, veremos si funciona. —le extendió la pluma. Era entregar toda su vida, no volvería a Estados Unidos aunque fracasara, ese contrato de comería todo de ella. Tomó la pluma y firmó con todo el dolor del mundo. No pudo evitar soltar unas lágrimas mientras entregarán el papel de vuelta. Su madre estaba en lo cierto, debería averse quedado en casa.
—¿Me darán un lugar para alojarme al menos? —renegó.
—Claro, mientras te quedarás aquí y vivirás aquí en los cuartos que tenemos de enfermería. Tu entrenamiento empieza ya así que ve con tu entrenador. El chófer te llevará. —dijo restándole importancia. Hizo un ademán con la mano y el chófer la tomó del brazo y la sacó de la oficina. El manager solo la vio con tristeza durante toda la sesión.
Paso por muchos cuartos de estudio y escuchaba los gritos y alborotos de los grupos que ensayaban. La metieron a una de las salas y la dejaron ahí. Era como un cuarto de entrenamiento, había cosas para hacer ejercicio y era muy grande. Se quedó esperando a su entrenador. Tenía un poco de nervios y aún quería seguir llorando. Nadie la había llamado y ahora estaba en un serio problema. Justo cuando iba a comenzar a llorar escuchó a lo lejos a un chico que cantaba. Pero pronto se unió otro. Se puso de pie y salió de la sala siguiendo esa melodía.
Llegó a la puerta dónde se escucha más fuerte la música. Estuvo a punto de abrir la puerta, quería seguir escuchando de cerca aquella melodía que la hacía sentirse mejor. Antes de tomar la perilla alguien la llamó.
—¿Puedo ayudarle en algo? —preguntó Chan un poco confundido. En cuanto la vió recordó quien era. Ella no pudo reconocerlo.
—Lo siento, no era mi intención. Es que... Calma mucho mi corazón. —dijo mirando aún hacia la puerta.
—¿Qué haces aquí...?
—Señorita Jones, se le dijo que esperara en la sala ¿Por qué no está ahí? —llegó un hombre un poco gordito pero se veía que en sus tiempos de juventud había hecho bastante ejercicio.
—Lo siento mucho, perdón. —dijo Mika de inmediato alejándose de la puerta.
—Vamos, no tienes permitido hablar con nadie. —la tomó del brazo bruscamente y la tiró hacia él.
—Ella no hizo nada, señor. —habló Chan por inercia. No le gustaba ver qué alguien fuera maltratado.
—Jovencito, yo sé quién es ella, tu no. Vuelve a tu sala de práctica. —le dijo cortante.
—Pero ella no trabaja aquí, si me deja puedo llevarla a la salida. —habló de nuevo.
—¿De qué hablas? Ella trabaja ahora aquí, así que no me estés diciendo qué debo hacer. —se llevó a Mika con él. Chan de sintió impotente. ¿Ahora como le diría a Félix que la persona que tanto anhelaba ver estaba aquí, atrapada en la empresa?
Entró a su sala y ahí estaba Seungmin y Jeongin prácticando My universe.
—Hola, hyung. —habló Seungmin.
—¿Aún no llegan los demás? —preguntó mientras cerraba la puerta detrás de él.
—Siguen esperando a la personas que JYP contrató. Todos apostaron sobre qué tan grande sería. —sonrió Jeongin.
—Vaya... —Chan inmediatamente dedujo todo. No era un guardaespaldas enorme ni con músculos y todas esas cosas que ellos pensaban unas horas antes. Su nuevo guardaespaldas estaba en la sala de enfrente y era una chica, la cual era muy importante para Félix.
—Vayamos a ver si llega. —dijo Seungmin.
—No, si llega o no ellos nos dirán. —dijo Jeongin estirándose.
—¿Tu también apostaste hyung? —preguntó Seungmin.
—No, no aposté. Igual estoy seguro de que todos perderán. —encongio sus hombros—. Tienes alguna duda con algún paso de God's menu? —preguntó cambiando de tema.
—Oh si, practiquemos. —asintió Jeongin.
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Cuestión de tiempo [Stray Kids]
FanfictionSkz son un grupo de idols que conquistan a todo el mundo con su música lo que los hace el blanco perfecto para herirlos. Mikaela Jones, una chica con un talento que no pidió es contratada por JYP para protegerlos.