Me desperté ansioso por ver que era lo que el día me deparaba.
Trabajé en un día laboral sin más.
Viajé hasta mi casa, solo tenía en mente la llegada.
Entré y nadie vino a saludarme.
Finalmente me senté, y con una taza de café en la mano, ahora me pregunto, ¿era esta la tranquilidad que tanto deseaba?