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Una jodida semana había pasado y Dylan no había vuelto, sé que probablemente la razón de su ausencia es por el trabajo, pero vamos ni siquiera un mensaje o una llamada.

Estaba comenzando a perder la paciencia y mis esperanzas de que volviera eran cada vez más bajas.

Nunca podría entender a las personas que pasaban sus días viendo Netflix y comiendo palomitas, para mí eso es una total perdida de tiempo. Es mejor pasar tiempo trabajando o lo que sea pero acostada y sin hacer nada nunca será una opción.

Al fin había terminado de limpiar todo pero aún así este lugar seguía apestando a culo. Había cambiado las sábanas y desempolvado todo pero parecía que nunca terminaría y que este lugar jamás estaría habitable, sin embargo, no habia otra opción Dylan lo dejo bien en claro que o era esto o la calle así que con todo respeto pero yo jamás sería una jodida muerta de hambre.

Por esa razón decidí pedir trabajo en el café del motel, no permitiría que Dylan pagará por cada cosa que yo necesitará. Gracias a lo que sea que esté allá arriba el señor José me dio el trabajo alegando que la empleada anterior no había vuelto más.

Mi turno seria por las noches y terminaría por las mañanas, jodido insomnio pero prefería pasar el tiempo trabajando a perderlo dando vueltas en la cama sin poder consiliar el sueño.

Ya casi era la media noche estaba a punto de partir para el café pero antes decidí llamar una vez más a Dylan. Oh sorpresa el idiota seguía sin dar señales de vida.

Tendría que darme muchas explicaciones ese idiota y más le valdría que fueran buenas o me las pagaría.

Me puse mi chaqueta y salí rumbo al café, esperaba que fuera una noche tranquila por el bien de mi salud mental. Admito que el lugar me agrado la primera vez que vine, no era nada lujoso pero tenía algo que de alguna forma lo hacía sentir un lugar al que querría volver.

Entre y justo como lo había imaginado mis fosas nasales fueron inundadas por el olor más rico del mundo. El lugar justo como lo recordaba solo que a diferencia de aquel día este día el café estaba repleto de gente.

Vaya mierda pensé mientras me ponia la jodida camisa beige donde se leía “café San José”.

Becca preparaba los cafés, el señor José estaba de encargado en la cocina mientras yo tomaba las órdenes. Así fue como transcurrió mi primera noche de trabajo. Nada mal para ser tu primer día Brooke.

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