Jack Conway, un empresario quién solía pasar todas las noches en la oscuridad de su casa, la soledad le era lo de todos los días, cada vez las noches parecían más largas o al menos era así antes de Conocer a Bea, aquella joven que era todo lo contra...
- Listo, comencemos - río mirando su pequeño apartamento con una gran cantidad de cajas, para ella seguía todo siendo tan nuevo y desconocido, era un inmenso cambió lo que estaba viviendo, de vivir junto a su madre a estar sola en una ciudad nueva.
Empezó a sacar algunas cosas de la caja más cercana, levantó algunas prendas que no recordaba que tenía, siguió verificando el contenido de la caja hasta llegar a un vestido negro con tirantes y ajustado - ¿Y si hoy te saco a dar un paseo? - pensó.
Hace mucho que no salía, había estado ocupada con la mudanza, haciendo papeleo para el apartamento y sin contar, buscar un trabajo en Los Santos.
Se dirigió a su ducha, giró la llave de el agua mientras iba quitando sus prendas, llevaba un vestido floreado, el cual ya se encontraba en la encimera de el baño, quitó sus bragas y las dejó sobre el vestido.
Pasó alrededor de una hora y la chica se encontraba modelando el vestido frente a su espejo, la ropa encajaba tan bien, marcaba cada una de sus curvas.
- Dios, me queda genial - mencionó con un tono de seguridad
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Tomó su bolso y bajó a esperar el vehículo que había pedido a través de el móvil, ya estaba todo lista, pero faltaba algo..
- Tendré que decirle a el chófer que me dejé en un buen sitio, no conozco nada aquí, que tonta soy - pensó mientras llegaba hacia la puerta de un Uber.
- Disculpé señorita, ¿Es usted la que pidió un vehículo? - preguntó un señor con acento mexicano
- Si , soy Bea - Comentó cerca de la ventana de el coche, el que conducía el auto le hizo un gesto invitándole a sentarse a su lado.
Bea subió, tomó asiento y miró expectante a el conductor, en el mensaje que le había enviado le pidió que la dejará en un sitio que fuera para divertirse, pero que fuera seguro igualmente.
- Según su petición me plantee dos ideas pero la neta no sé, así que se lo dejo a usted, hay sitio un que es muy conocido, pero no es necesario pagar entrada, solamente lo que se consume y demás, por otro lado está el sitio "pijo" de la ciudad, tienes que pagar tú entrada.
- Me voy por el "pijo" al menos hoy, un sitio nuevo, vamos a ver como son las cosas por aquí, nunca hace mal - dijo mirando a el conductor quién la observaba con atención.
Emprendieron el viaje en el Uber mientras sonaba en la estación de radio "Mayonesa", el que iba a cargó de el volante le contó un poco de su vida, se llamaba Emilio y llevaba un tiempo en la ciudad, comentó que había llegado a los Santos en busca de su hermano Pablito de quién aún no lograba encontrar rastro alguno, tras una charla habían llegado a aquel sitio que ella quería visitar.
