Capítulo I: Invitación

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Declame: Los personajes aquí mencionados le pertenece a la genial reina del mundo Rowling, yo simplemente uso su nombres y algunas escenas para hacer la historia.

Espero que la misma sea de su agrado.

Esta historia ya la había pre subido y eliminado, mas he decidido volver. La misma se sitúa después de la guerra, donde el grupo ha decidido volver a sus clases. Pueden encontrarla en Fanfiction y en Potterfcis.

Espero comentarios o tomates, lo que suceda primero xD.

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Hermione Granger se estiró en su asiento para poder aflojar los músculos que sabía estaban contraídos por estar muchas horas en la misma posición, haciendo su trabajo para Runas Antiguas. Tomó los libros y emprendió el rumbo de los pasillos de la biblioteca, para ir dejando los libros en sus lugares correspondientes. Una vez realizada esta tarea, se despidió de la bibliotecaria y se dirigió rumbo hacia su sala común, en la torre de Gryffindor.

—Granger —dijo una voz más que conocida para ella. Al girar, se encontró con Draco Malfoy, quien se hallaba apoyado en la pared, teniendo sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón, con su típico aire de niño despreocupado.

—¿En qué puedo ayudarte, Malfoy?

—Como sabrás, próximamente es el baile de bienvenida en la escuela y me preguntaba... —dijo mientras sacaba sus manos y cruzaba los brazos— si quisieras ir al baile conmigo. ¿Qué dices?

Hermione se quedó en su lugar, segura de que se encontraba en la enfermería, producto de un golpe recibido como broma de alguno de sus compañeros; y estaría delirando aquella situación, donde el rubio la había invitado a un baile.

—¿Es acaso alguna especie de broma? —preguntó.

—¿Qué? —Contestó, sin poder evitar levantar una ceja— ¡Claro que no!

Mentiría si dijera que estaba sorprendida. Rememoró aquella tarde de verano en el callejón Diagon, cuando se tropezó con el rubio al doblar una esquina. Ambos inmediatamente se disculparon con la persona chocada, más al descubrir a su enemigo/a de la escuela, empezaron una pequeña riña casi infantil. Al notar que eran observados por un pequeño grupos de personas, Draco la invitó a tomar un café para limar asperezas, y aunque en un principio se rehusaba a dicha situación. Hermione terminó por aceptar la invitación, dando el pie para la duda. Entre charlas, las disculpas de Draco por tantos años de maltrato y una buena cantidad de café con galletitas de por medio, ambos llegaron a un acuerdo en común: dejar el pasado atrás y arrancar desde cero una buena relación.

—Yo... Me encantaría ir contigo.

—¿En serio? —Draco se dio cuenta que había perdido un poco la compostura, al encontrarse parado frente a ella y sentir una sonrisa en sus labios. Carraspeo un poco y retomo su compostura— ¡Perfecto! Entonces pasaré por tu torre a las nueve. Nos vemos —dijo, mientras se daba la vuelta y se iba a su clase.

Hermione observo a su casi nuevo amigo irse por el corredor, giro sobre sus talones y siguió su camino.

Clases de Pociones.

Blaise Zabini se encontraba en su escritorio cuando Draco entró al salón, con su andar elegante pero Blaise, que lo conocía de toda la vida, sabia que el rubio traía una sonrisa de haber logrado una misión imposible.

— ¿Debo tomarlo como que te fue bien? —dijo, levantando sus cejas.

—No puedo creer que ella me dijera que sí.

Draco y Hermione habían intercambiado en lo que llevaba de meses un par de palabras y compartido algunos momentos cuando se encontraban en la biblioteca. Era increíble encontrar a alguien con su mismo afán para debatir las cosas. Tenían más en común de lo que se hubieren imaginado, y al día de la fecha, Draco aún se reprochaba todo el tiempo que había pasado en un estado de "enemistad" innecesario con la castaña. Aunque muy pocos sabían, que esa "maldad" y "desprecio" suyo se debía no solo por la forma en que lo habían criado, sino también para encubrir sus verdaderos sentimientos hacia ella.

Cuando las clases terminaron, se despidió de Blaise, y emprendió el camino que lo iba a llevar a su sala común, en Slytherin. Iba tan perdido en sus pensamientos que no vio a la persona recargada en la pared, hasta que al pasar a su lado, ésta lo llamó.

—¡Hola Draco!

—Oh... —dijo dándose la vuelta. Fue clara su cara de disgusto al ver a Astoria Greengrass— ¿Qué quieres, Greengrass?

Astoria se quitó de la pared y se fue acercando al rubio.

—Yo... lo siento mucho... es solo que tengo algo que preguntarte.

Cuando estuvo frente a Draco, apoyó su mano en su brazo y posó su mirada sobre el. Draco se sentía molesto con ella, sabiendo que esa era su forma de conseguir lo que quería. Había terminado el compromiso que mantenían a comienzos del año, cuando descubrió a Astoria en un momento muy "divertido" junto a Dean.

—¿Qué es lo quieres? —dijo rodando los ojos.

—Estoy segura que me vas a invitar al baile que se llevará a cabo prontamente, así que desde ya te digo que sí.

—Mira niñita, —dijo mientras tomaba la mano de Astoria y la bajaba de su lugar— lamento que tu mundo de color de rosas se haya terminado. Pero te recuerdo que no quiero verte nunca más cerca mío. Además, ya invité a alguien más.

Draco se dio la vuelta para seguir su camino, dejando a una Astoria en medio del camino, aún impactada por sus palabras. Astoria se dio cuenta quien se estaba acercando hacia ellos, decidió de jugar una última carta.

—Draco —al ver que el rubio se daba la vuelta, decidió acercarse rápidamente— déjame ayudarte a cambiar tu forma de pensar —y saltó sobre él, con los brazos alrededor de su cuello, besándolo.

Él se quedó unos momentos plantado en aquel lugar, sin poder creer lo que Astoria había hecho. Su estado de shock duró solo unos momentos, cuando logró divisar un cabellera castaña yéndose apresuradamente a los lejos. Toda su vida lo habían educado para ser un caballero con las damas, una educación que mandó al diablo cuando empujo a Astoria lejos de él haciendo que la misma terminará en el piso. Rápidamente siguió el camino que sabía que Hermione había tomado. Cuando al fin la divisó, la castaña se dirigía a su clase de Estudios Antiguos.

—¡Granger! Espera.

Hermione se dio la vuelta, cruzando los brazos y con el ceño fruncido. Aún no entendía porque al ver al rubio besarse con Astoria, la había hecho enojar mucho. Se supone que su plan era ser amiga del rubio, sin sentimientos de por medio ¿verdad? ¿Entonces por qué aquel beso le molestaba?

—¿Qué quieres Malfoy?

—Eso que viste hace un rato atrás...

—Mira, —dijo mientras se frotaba la vista— no hace falta que me digas que no paso nada. Vi lo que vieron los demás estudiantes de esta escuela. No tienes que explicarme con quien sales.

—Espera. Astoria se me lanzó encima. Aún no supera o no quiere entender que entre ella y yo no hay nada más. Ya va ser un tiempo que no...

—Draco, espera. Se me hace tarde para mis clases. Como te dije, no necesito que me digas de tus citas y demás. Simplemente olvídalo y ya.

—¿Aún vas a ser mi compañera del baile?

Hermione no lo sabía. ¿Aún quería asistir con él al baile? El ver como el rubio la miraba con un dejo de esperanza en sus ojos, decidió aceptar, no sin antes jugar un poquito con él.

—Si aún así lo quieres, me lo vas a tener que demostrar —dijo entrando al salón, dejando a Draco parado en su lugar.

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