0.

93 10 2
                                    

A veces, ciertas noches como esta, podía escuchar el disparo impactar en el delgado cuerpo, como si acabara de pasar, como si la sangre manchara nuevamente el piso, como si su grito surcara el espacio hasta mí, otra vez.

Trataba de olvidarlo, sus ojos brillosos por ver la muerte pasearse frente a sus ojos con forma de bala, directo a la cabeza de su madre; su expresión, esa que solo se puede poner en el peor día de tu vida; y su grito, que te dejaba claro que su alma y corazón acababan de quebrarse, y que aquella grieta era totalmente irreparable.

Era la segunda vez que lo veía en toda mi vida, pero la verdad que de diez o de dieciséis años, Tadashi seguía teniendo el mismo aspecto. Cuando lo conocí, yo estaba en la piscina de mi casa, descansando de mi padre y su horrible sermón; él apareció agarrado de la manga de su madre, que conversaba amenamente con la mía, esta ultima lo animó a meterse a nadar, y de paso, me nombró para que "nos conociéramos más".

No sé qué diría mi madre del grado de conocimientos que tengo de él ahora. ¿Estará orgullosa de que me sepa de memoria cada peca que rodea su cara? ¿De que he besado cada una diciéndole lo mucho que me encantan porque a él le acomplejan? ¿De que mi figurita favorita ya no es mi dinosaurio de mi habitación, sino que la que se forma cuando unes los lunares de su espalda? No lo sé, todo es confuso. Solo sé que mi padre se siente culpable, y lo peor que no es por el hecho de matar a su madre, sino porque él mismo trajo a Tadashi a vivir con nosotros, y ese delgado y alto adolescente arruinó a su perfecto hijo heredero de la familia.

Una bala con tu nombre (TSUKKIYAMA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora