Capítulo 1.

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— Dale, Louiiiiis. — reprochó Sam mientras hacia puchero.

— No sé, Sam — contestó frunciendo la nariz—. Sinceramente mis ganas de salir hoy son como tu homosexualidad.

Sam frunce el ceño. — pero yo no soy homosexual, ¡No existe homosexualidad en mi!

— Y en mi ganas de salir. — responde con burla.

Sam bufa. Hace exactamente una hora está insistiéndole a Louis para ir a una fiesta clandestina que se estaba haciendo en el otro lado de la ciudad, pero el castaño estaba más negado que nunca.

— Ya sé que hacerte el hisopado luego de la última fiesta te traumó, ¡Pero sabes que no volverá a pasar!

Es que si, Louis estaba negado porque hace 2 semanas luego de su última fiesta clandestina presentó síntomas del virus que provocó una pandemia mundial: covid-19. No dudo en ir al hospital y vivir esa horrible experiencia de meterse hisopos por la nariz y la boca para que como resultado dé completamente negativo.

Pero cuando decían que se traumó al punto de no querer salir por 2 semanas aunque no era necesario, no había ni un rastro de exageración.

— ¡A ti no te metieron hisopos por la nariz, Sam! Es demasiado horrible, no quiero pasar otra vez por eso. — habló en un puchero.

Sam rodó los ojos, la técnica del puchero dejó de funcionar cuando ambos tenían 15 años.

Porque Sam y Louis eran amigos de prácticamente toda su vida. Desde guardería hasta donde están ahora: la universidad. Aunque más bien sea todo virtual.

— ¡Tengo una idea! — volvió a hablar el rubio. Louis lo miró con una ceja alzada. — Ven conmigo a la fiesta y en unos dias iremos a que yo me haga el hisopado y dejaré que me veas sufrir.

— Oh, eso me gusta. — gime y suelta una risa al recibir un golpe en el brazo de su amigo.

— ¡Eres un maldito que le gusta ver sufrir a su mejor amigo! Qué mal he hecho yo para merecer esto. — finge llorar mientras se tira de forma dramatica al piso.

El castaño rueda los ojos y se levanta de la cama para dirigirse al baño. — Okay, iré, joder.

El rubio se removió en la cama festejando. Por fin después de dos semanas volvería a una fiesta. Había sido invitada a muchas, la verdad, pero no eran lo mismo sin su mejor amigo a su lado y por esa razón no le veía el sentido a asistir.

Fue al comedor poniéndose a mirar la televisión esperando que su mejor amigo termine de prepararse. No fue hasta 30 minutos después que Louis bajó las escaleras completamente cambiado.

Vestía un skinny jean negro que se ajustaba de manera perfecta a sus moldeadas piernas; una camisa blanca con los primeros tres botones desabotonados, dejando el tatuaje en su pecho a la vista; y unas vans negras. Su cabello estaba levemente desordenado como a él le gustaba tenerlo.

— A ver, a ver, una vueltita. — habló el rubio haciendo un gesto con el dedo mientras tenía la mandíbula firme, burlón.

Louis rodó los ojos mordiendo su labio inferior para no reír, voltea dejando ver su parte trasera y esperando un comentario del chico.

— ¡Pero que culo papitooo! — gritó exagerado.

El castaño soltó una carcajada negando con la cabeza. Sam solía hacer demasiados comentarios de ese tipo acerca de su trasero.

— Y luego te quejas de porqué dudo de tu sexualidad.

— ¡Hey! Tengo ojos y la mente lo suficientemente abierta como para no ocultar cuando algo me gusta, ¿y tu trasero? me encanta. — bromeó.

en aislamiento [l.s] ✗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora