Parte 2

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La última parte de la historia, espero que les guste, lamento haber tardado en subirlo, pero es que creo que no lo había publicado bien :v

Es algo largo, como el anterior :D

Advertencias:

º Los personajes no me pertenecen, son de Masashi Kishimoto.

º Posibles faltas de ortografía y redacción.

*o*o*o*

VII

La mañana había llegado y como había prometido Uchiha, el chofer lo fue a dejar directamente a su domicilio. El trayecto se le hizo entretenido y demás sorprendente, nunca pensó que un lugar con ese tipo de elegancia y clase existiera en Japón, aunque tampoco debería sorprenderse tanto si la verdad no se esmeraba tanto para conocer sobre su nación.

Una vez dentro de su residencia y siendo recibido por el silencio de la misma se dejó caer en el sofá sin el mayor reparo, resintiéndolo de inmediato y soltando una maldición por el dolor en la parte más íntima de su anatomía.

— Maldito bastardo desgraciado — profirió Naruto entre murmullos al culpable de su actual estado, mirando los presentes que se dispersaron en el sofá cuando los hubo aventado — ahora, ¿cómo veré a Hinata a los ojos? — la tristeza en su voz fue más que palpable.

Le costaba creer que haya sido capaz de atraer la atención de un hombre como lo era Uchiha Madara, siendo que él pertenecía a otro mundo, a otra clase. Meneó la cabeza de un lado a otro, no debía pensar en tan siquiera en ese hombre, ese mismo que tomó lo más valioso de su persona y que se mostró condescendiente una vez que fue la hora de dormir.

— Debo hablarle a mamá, debe estar muy emocionada — a pesar de todo, el lado bueno de las cosas era que sin planearlo su madre estaba cumpliendo uno de sus más grandes objetivos dentro del hospital.

Antes de tomar el aparato para llamar, su mirada se posó en el reloj que colgaba en la sala, contemplado que eran a penas las nueve horas del día y que tenía varias cosas que hacer para la cita con su adorable novia, misma que no iba tardar en llegar. Toda la emoción que hubo sentido el día anterior se evaporó, como si nunca hubiese existido.

— ¿Por qué estás cosas me tienen que pasar a mí? — profirió desganado, ahora si empezando a marcar los números correctos para contactarse con su progenitora.

VIII

Izuna quería a su hermano más que nada en el mundo, era su ejemplo a seguir y su más grande admiración. Los negocios en los que su amado hermano mayor estaba involucrado era algo que se venía manejando de generación en generación, por ello a pesar de saber en los peligros a los que se exponía, así como Madara había hecho crecer el apellido de la familia, no podía permitirse el contradecirlo, aunque en estos momentos no estuviera de acuerdo con lo que estaba haciendo y menos al ver por primera vez un gesto más humano en el rostro.

— ¿Aún sigues molesto, hermanito? — una pequeña sonrisa socarrona acompañó la pregunta.

— Eres un desgraciado Madara — a pesar de la admiración que le guardase y que hiciera todo lo que le era encomendado, era capaz de expresar su inconformidad — no creas que me voy a creer el cuento de que ya no lo vas a molestar más.

— Jamás he dicho nada de eso — expresó, tomando entre sus manos los documentos que tenía que revisar — tú más que nadie me conoce.

La sonrisa que le dedicó no le gustó nada, al contario, le causo tanta incomodidad que por primera vez planeaba estropear cualquiera fueran las intenciones del mayor.

Mío (MadaNaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora